[Confessio Goliae]. Famosísima composición medieval del archipoeta de Colonia (siglo XII), uno de los más importantes de la colección de los Carmina Burana (v.). Conservado en varios manuscritos, este texto, que también se cita por el primer verso, Hirviendo dentro de mí en violenta ira [Aestuans intrinsecus ira vehementi], ha tenido varios títulos en los diversos países de la tradición estudiantil de los «clerici vagantes» de la mayoría de las naciones de Europa: Confesión del poeta [Poetae confessio], que parece ser el original; Ritmo del Obispo Golia [Ritmus episcopi Gulii], y otros por el estilo. Acabó por predominar, sobre otro que se refería a un Goliardo que habla de las mudanzas de su vida [Item Guleardus de vitae suae mutatione], el título que recuerda a Goliat y la compleja cuestión de la palabra Goliardo: derivada de gula y de Goliat, según los estudios más autorizados. El autor habla de su vida errabunda: sólo las bromas y el juego le parecen dignos de interés. Sin virtud y sin arrepentimientos, sigue el camino del vicio y de la alegría: amor y francachelas son óptimos guías. Por otra parte, resultaría difícil ser casto en Pavía, y no caer en los lazos del amor.
Discutiendo las acusaciones una por una, tras la disculpa por los amores, justifica la acusación de jugador; el juego le deja desnudo pero le inspira como poeta. Así, la taberna se llena de innumerables goces, entre alegres compañeros y en una embriaguez continua. Todo el mundo encuentra su verdadera naturaleza, en el vino y en el juego: las cosas aparecen más verdaderas, y sin ficciones se comprende mejor la vida. No obstante (seguramente se trata de una hábil estratagema o de una sonrisa sardónica de impenitente, cansado de los vicios) querría de nuevo amar la virtud y seguir la senda del bien. La composición, notabilísima por los rasgos polémicos y casi caricaturescos de la primera parte de la confesión, es bastante significativa como documento de la poesía goliárdica; especialmente por la reacción de una vena desordenada e instintiva, frente a un mundo regular y estereotipado de cultura y de pensamiento. Esta Confesión ha contribuido mucho por su parte a difundir en el juicio vulgar la concepción de un Goliat prototipo de estudiantes, lleno de vicios y satánicamente terco hasta cuando dice lo contrario.
C. Cordié