[Primavera y otoño], En la historia china hay una época llamada «Ch’un Ch’iu» (esto es, «Primavera y Otoño»), que dura desde el año 722 al año 481 a. de C. El nombre deriva precisamente del título de este libro, el cual no es otra cosa que una árida crónica del marquesado de Lu (en el sudeste del actual Shang-tung), uno de los estados feudales en que la China estaba dividida bajo la dinastía Chou. Confucio (551-479 a. de C.), natural de Lu y ministro desde el 497 del marqués reinante, la escribió en 481, según parece para demostrar la necesidad de un gobierno central fuerte. Como todas las obras de Confucio, también el Ch’un Ch’iu está considerado como libro sagrado. «Después que Confucio escribió el Ch’un Ch’iu — dijo una vez un gran filósofo chino — los traidores a su país y los hombres infieles a su familia sienten miedo».
El Ch’un Ch’iu, fue incluido entre los libros clásicos como el Shang Shu (v.) por el emperador Wu (140-87 a. de C.), perteneciente a la dinastía Han; el estilo de la obra es muy difuso y difícilmente se podría comprender sin el auxilio de varias explicaciones y de varios suplementos, de los cuales los mejores son tres: Tse Chuan, hecho por Tse Ch’iu-ming, amigo de Confucio; el Kung Yang Chuan, hecho por Kung-Yang Kao, y el Ku Liang Chuan, hecho por Ku-Liang Chih; estos últimos, discípulos de un mismo maestro, discípulo a su vez de Confucio. El primero es el más completo y su escritura es bellísima, pero no siempre respeta la realidad histórica; el segundo fue escrito con más sinceridad, pero no es tan bello desde el punto de vista literario; el tercero, tiene un valor más bien filosófico que histórico, porque el autor creyó que Confucio había ya encerrado en el Ch’un Ch’iu toda la síntesis de su pensamiento y, como consecuencia, expone simplemente los hechos narrados en el libro, tratando de intuir y revelar su recóndito significado. Por ejemplo: Confucio escribió: «El príncipe Yin di Lu, en febrero del quinto año de su reinado, fue a Tang a contemplar la pesca». El escritor vio en esta frase una crítica de Confucio a lo que hizo el príncipe, porque según los ritos, las cosas pequeñas deben ser sólo «vistas», mientras que las cosas grandes e importantes deben ser «contempladas» y «observadas».
Yan Feng Chi