Charlotte Corday, François Ponsard

Drama histórico en verso y en cinco actos, original del poeta François Ponsard (1814-1867), representado en la Comedia Francesa en 1850. En el primer acto, tras una recepción en casa de Mme. Roland, se representa la escisión en­tre los dos partidos: la Gironda y la Mon­taña, y Danton lanza este desafío a los girondinos: «¡Vosotros habéis querido la guerra! ¡La tendréis!» Ha concluido el pe­ríodo de las grandes emociones humanitarias de la elocuencia brillante, la Revolución se encamina hacia el Terror. Algunos girondi­nos que han logrado escapar a las matan­zas se refugian en los alrededores de Caen. Tres siglos antes Juana de Arco había es­cuchado la voz del cielo que le confiaba la salvación de Francia; en una época menos favorable a la leyenda, Charlotte Corday escucha el relato de estos fugitivos y se siente a su vez llamada para la salvación de Francia.

Va a París y apuñala a Marat en el baño. La gesta precipita a su familia y a sus amigos en la ruina; la ceguera sa­grada de los que se creen investidos de una misión divina, la tranquiliza y conforta; pero no hasta los últimos momentos, pues aquélla sólo la mantienen hasta ese instan­te supremo los santos y los mártires. Danton le demuestra que, muerto Marat, quedan otros hombres capaces de regir los destinos de la Montaña, y que el Terror continuará. Además, al dirigirse a la guillotina, Char­lotte Corday es presa de la duda: «Así, pues, ¿he derramado sangre humana sin ningún fruto?» Este drama, que acaso fue inspirado a Ponsard por la Historia de los Girondinos (v.), de Lamartine, y que obtuvo en su época un triunfo rotundo, representa la fu­sión de las formas propias de la tragedia de factura clásica y las libertades instau­radas por el drama romántico. Circunstan­cia a la que Ponsard, jefe de la llamada «escuela del buen sentido», debió gran par­te de su éxito.

*   El mismo hecho inspiró a Enrico Corradini (1865-1931) el drama en tres actos Carlotta Corday, representado por vez primera en 1908 y publicado en el mismo año con un prólogo de carácter polémico. Las ten­dencias del autor, nacionalista e individua­lista, pueden apreciarse en la manera de ver la figura de la heroína, que marcha ha­cia su destino con fe y pureza, y la de Marat, a quien ella ha matado por amor a la libertad. Marat es presentado como un personaje trágico, pero mezquino y varia­ble en su modo de actuar. En el prólogo, Corradini proclama sus principios sobre el arte y el pensamiento, pero ello no impi­de que el personaje de Marat esté tratado sin ningún arte y que la heroína sea des­crita con énfasis, e incluso — como se le ha dicho — que esté imbuida de ideas nietzchianas. Unidos por una común aventura de amor y de fe, dos de los personajes son movidos por el autor con cierta vivacidad: el pintor Hauer (personaje que conocemos por ser autor de un retrato de Charlotte) y Adam Lux, que, enamorado de la joven, exalta su gesto en nombre de los principios girondinos. La obra es ampulosa y amane­rada.

*   Peíer Leonard Benoit (1834-1901) es au­tor de una partitura para el drama de Pon­sard. Alexander Georges (1850-1938), com­puso en 1901 una ópera titulada Charlotte Corday.

*   Entre las numerosas obras pictóricas ins­piradas por la figura de la heroína, recuérdense el retrato de Hauer, ejecutado en el tribunal durante el proceso; el lienzo de Scheffer, el de Baudry (en el museo de Nantes), etc. Citaremos, por fin, al margen de este comentario, el cuadro de David re­presentando la muerte de Marat.