Cartas de Segneri

El primer grupo de cartas del célebre predicador Paolo Segneri (1624-1694) fue publicado en 1848 en Nápoles; años más tarde, en 1857, fue editada en Florencia la correspondencia sostenida con el Gran Duque Cosme III; otras muchas permanecen todavía inéditas. El mismo Seg­neri declara en una carta su intensa acti­vidad epistolar, que se extiende del 1641 al 1694, y abraza toda la vida del autor. Las Cartas de Segneri son un interesante boceto de la vida del autor y de su época; la ba­rroca religiosidad de su siglo, que se mani­festaba en procesiones solemnes, penitencias públicas clamorosas, grandes predicaciones, está fielmente retratada, con algún vivo perfil de nombres y ciudades. Pero tam­bién se encuentran en ellas los aspectos más íntimos de la vida religiosa, especialmente en sus numerosas cartas a una monja de Lucca. En ellas, Segneri, más que a una obra sistemática de dirección espiritual, se limita de intento a un ejercicio puntual de consejero experto e inteligente. Ninguna confidencia mística eleva el tono de estas páginas, que se mantienen, en cambio, den­tro de los límites de una ascesis rigurosa, fundada esencialmente en el tema de la hu­mildad. La humildad es también el único rasgo que podemos captar de la vida interior de Segneri: se trata, con todo, de un senti­miento expresado por lo general, si no en forma convencional, en todo caso con algo de ceremonioso y frío. Los demás aspectos del epistolario se sitúan en una zona más exte­rior de crónica banal (sobre el estado de salud del autor, y otras cuestiones priva­das); mayor interés tienen las observaciones acerca de su vida de predicador y de escritor (son sabrosas a este propósito las noticias sobre la impresión de sus obras, sus relaciones con los editores, los ejempla­res de regalo, etc.). Estilísticamente, estas cartas, aun sin alcanzar un alto nivel literario, permanecen vivas por cierto tono ori­ginal, que salvo raras excepciones es siem­pre cordial y ágil.

G. Getto