[Lettere]. Escritas desde Italia, España, Portugal y la India, estas Cartas de Filippo Sassetti (1540-1588) fueron publicadas en número de ciento once en Florencia en 1855 (34 de ellas habían salido ya durante la primera mitad del siglo XVIII, en la serie periódica de las «Prosas florentinas», y una nueva fue añadida en una edición milanesa de 1880). Interesante y versátil personalidad de literato y mercader florentino, miembro de la Academia florentina y de la de los «Alterati», el autor estaba en relación con la sociedad toscana culta y brillante de su tiempo; entre sus corresponsales encontramos a Giovan Battista Strozzi, Francesco y Baccio Valori, Bernardo Davanzati, Pier Vettori, Francisco I, gran duque de Toscana. El principal tema de las cartas escritas desde Italia son las disputas entre las dos Academias de que el autor formaba parte; pero mucho más interesantes son las que Sassetti empezó a escribir cuando, por la mala situación por la que atravesaba entonces su familia, tuvo que darse al comercio y viajar por Europa y Asia. Entonces el literato henchido de cultura aristotélica cede el sitio al hombre «de ciencia y de negocios», que lo observa y anota todo, sin jamás cansarse de cosas nuevas, y que se apasiona por la cosmografía, la geografía, la astronomía. Llena de vida está la bellísima descripción de Lisboa (carta XLIV); famosa, la terrible del escorbuto (LXXXI). Pero no cabe duda de que las más notables son las escritas desde Malabar, ricas en noticias exactas y juiciosas acerca de los usos y costumbres, el clima (XCVI), la flora y fauna, la lengua (el sánscrito), cuya relación con el griego y el latín Sassetti fue el primero en observar, prenunciando así la filología comparada (LXXXVIII y CX). El epistolario sassettiano, por la singular importancia de su contenido y la elegante y tersa vivacidad de la forma (a pesar de que su brío es a veces excesivo y el continuo centellear de la agudeza acabe por fatigar), tiene derecho sin duda a ocupar un puesto notable no sólo en la epistolo- grafía del siglo XVI, sino en la de toda la literatura italiana.
A. S. Casalegno