Los historiadores más autorizados del antiguo México, como el P. Francisco Javier Clavijero (1731-1787), P. Bernardino Ribeira Sahagún (1488?-1590), D. Fernando de Alva Ixtlixochitl, recuerdan la antigua poesía de México, donde los poetas —como los músicos — eran numerosos, hábiles, apreciados y honrados. Esta poesía consistía en su mayor parte en himnos religiosos en honor de las divinidades como Uitzilopochtli, Tetzcatlipeca, Tlaloc, Xochiquetzal, Xipe-Totec y otras; en cantos de guerra, de caza, de aventuras de amor, quizás con tendencias éticas y educativas, pero a menudo llenas de amargo pesimismo. La poesía era en general cantada y acompañada musicalmente y quizás con danzas rítmicas. Sigue siendo algo oscura, incluso para los mejores conocedores, traductores e intérpretes, ya por el espíritu, ya por el idioma; los cantos elegiacos abundan en metáforas, en palabras compuestas y en formas gramaticales arcaicas e inusitadas en la prosa, en interjecciones y reticencias. Sin embargo la mayor parte de dicha producción lírica, que debió de ser rica y hermosa, fijada en ideogramas y posteriormente en caracteres alfabéticos sobre papel de pita o pieles de animales, no llegó hasta nosotros, pues sólo pocas decenas de poesías han sido conservadas e incluso una parte de las mismas puede ser apócrifa o haber sufrido alguna interpolación posterior.
[El material que puede ser manejado con relativa confianza está constituido por veinte cantos que figuran en el capítulo I del libro VI de la Historia general de las cosas de Nueva España de Fray Bernardino de Sahagún, O. F. M. (Fols. 274-281 u del manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid, edición fototípica de Del Paso y Froncoso), y por sesenta y dos contenidos en el códice 97 (15-3-97) de la Biblioteca Nacional de México, titulado Cantares de Los mexicanos y otros opúsculos. Este texto fue publicado en facsímil por Antonio Peñafiel (México, 1907). Ángel M. Garibay lo ha descrito recientemente en su libro Historia de la literatura náhuatl. Primera parte (Etapa autónoma: de c. 1430 a 1521, México, 1953), pp. 37-38. En esta obra le consagra los capítulos III, «Poesía Lírica»; «Poemas otomies» y VI «Poesía dramática». Véase del mismo autor, «Poesía indígena, de la alta planicie. Divulgación literaria (México, 1940) (Biblioteca del Estudiante Universitario, 11). W. Jiménez Moreno, Fray Bernardino de Sahagún y su obra al comienzo de su edición de la Historia (México, 1938), pp. 52-56, ha consagrado a estas poesías una larga e importante nota. La bibliografía anterior en lengua española ha perdido interés].
G. V. Callegari