[El tambor de damasco]. Drama clásico («nó») atribuido al escritor japonés Kwanze Seami Motokiyo (1375-1455). Un viejo jardinero del palacio Ko-no-maru se enamora perdidamente de una de las damas del séquito del emperador, cuya beldad le ha cautivado en un paseo de la Corte por el jardín. La dama, enterada de la pasión del viejo, manda colgar de las ramas de uno de los árboles un tambor y hace saber al guardián que cuando ella oiga desde el palacio redoblar el tambor, entonces se mostrará a él. Pero la dama ha mandado substituir la piel del instrumento por una tela, de manera que éste ha perdido su sonoridad. El desgraciado, después de dar unos golpes en el tambor, desengañado y profundamente ofendido por la vergüenza que ha pasado se mata. Inmediatamente después su espíritu aparece y se apodera de la que tan cruelmente se ha burlado de él, para castigarla y hacerle pagar su ligereza. No se sabe qué leyenda o hecho histórico puede haber inspirado este drama.
De todos modos seguramente no puede atribuirse al emperador Go Hanazono (1428-1464), como lo quisiera una tradición bastante difundida. La atribución a Motokiyo según Peri ha de ponerse en duda, porque el drama parece ser mucho más antiguo (primeros años del siglo XV) y, en cambio, a Motokiyo le correspondería otro drama, el Koi no omoni [El fardo del amor], de trama casi idéntica y calcada, evidentemente sobre la de Aya no tsuzumi. De todos modos, éste pertenece a la categoría de los «no» llamados «onryó-mono» (dramas de espíritus vengadores), de los cuales es también uno de los mejores ejemplares. La ruda sencillez del estilo, el simbolismo profundo que domina toda la trama son las características más evidentes de este drama que ha sido traducido por primera vez al francés por Noel Peri (Cinq No, drames liriques japonais, París, 1929).
M. Muccioli