Ánnabel Lee, Edgar Allan Poe

Poesía del norteamerica­no Edgar Allan Poe (1809-1849), publicada en 1849. Hace muchísimos años, en un rei­no junto al mar, vivía una muchacha llamada Annabel Lee; con ella estaba el poe­ta, también muchacho; y ambos se ama­ban con un amor que les podían envidiar los altos serafines del cielo. Quizás por esto un helado viento se llevó a la dulce cria­tura y la encerró en un sepulcro. Pero el amor no quedó destruido por la muerte: ni los ángeles del cielo, ni los demonios del mar, podrán separar nunca el alma del poe­ta de la de Annabel Lee; la luna trae con sus rayos sueños de la muchacha amada; al temblar las estrellas él ve brillar sus ojos; y yace toda la noche, al lado de su prefe­rida, en el sepulcro junto al resonante mar. Encontramos aquí la exaltación de un ino­cente amor infantil, que nos hace pensar en la novela corta «Eleonor» (v. Relatos de lo grotesco y de lo arabesco), y volvemos a encontrar el motivo, favorito de Poe, de la muerte de la belleza; pero sin simbolismo, sin obsesión, sin misterio; la suave alegría se desarrolla tenue y lineal con la sencillez de un canto popular, en el que también hace pensar por las repeticiones casi dolorosas y por las rápidas variaciones de la melodía. Igualmente libre de retórica y de virtuosismos, Annabel Lee es sin duda, jun­to con A ella en el Paraíso (v. El cuervo y otros poemas), el canto más humanamente perfecto del atormentado poeta. [Trad. es­pañola en el volumen Poesías de E. A. Poe por A. Aguilar Tejera y F. R. Ortega y Frías (Madrid, sin fecha)].

A. Prospero Marchesini