[Alie fonti del Clitumno]. Oda «bárbara» del poeta italiano Giosue Carducci (1835-1907); comprende 39 estrofas en metro sáfico. La oda, escrita en 1876 a continuación de una visita del poeta a las fuentes del Clitumno, pero inspirada en parte en la descripción hecha por Plinio el Joven, es de construcción compleja y, en momentos dados, de belleza alta y solemne, pero debe sobre todo su notoriedad a la violenta oposición desarrollada en ella entre el motivo clásico y el motivo cristiano. La oda se inicia con la descripción del paisaje umbro, evocado en el clima de una oscuridad robusta y primitiva «Ancor dal monte che di foschi on- deggia — frassini al vento mormoranti…» [Todavía del monte que ondea de oscuros — fresnos al viento susurrante…], en la que se diseñan algunos cuadros nítidos de primitivismo rústico. Paisaje clásico, ya íntimamente compenetrado de historia, en el que el poeta advierte la presencia casi anacrónica del sauce llorón, «molle pianta, amore — d’umili tempi» [«suave planta, amor — de humildes tiempos»], símbolo de una concepción de la vida basada en la abyección y en la renuncia.
Mejor será que cante el dios Clitumno «fatídicos poemas» y narre cómo la combativa prehistoria italiana se unificó en la marcial unidad romana y se lanzó más tarde unánime a la llamada de la guerra cuando «tono il púnico furore — dal Trasimeno» [«tronó el furor púnico — desde el Trasimeno»]. Aquí está la fuente de los «cármenes» de Italia: aquí nacen los italianos. Ahora todo calla; «Roma piü non trionfa» [«Roma ya no triunfa»] desde que «un galileo — di rosse chiome il Campidoglio ascese» [«un galileo — de roja cabellera, subió al Capitolio»]; las ninfas huyeron cuando «extrañas compañías» avanzaron lentamente, recitando letanías y maldiciones de la vida y del amor, deliraron «atroci — congiugnimenti di dolor con Dio» [«atroces — conjunciones del dolor con Dios»]. Pero «los dioses tenebrosos» han pasado; el alma humana puede resurgir y volver a reinar. El poeta renueva para Italia «los cantos de la antigua alabanza», mientras, «fumando — ed anelando nuove industrie, in corsa — fischia il vapore» [«echando humo — y anhelando nuevas industrias, en su carrera — silba el vapor»]. Es una oda de inspiración francamente literaria, incluso, entre sus muchas poesías, una de aquellas en la que mejor se puede advertir el humanismo poético de Carducci. En realidad el ideal clásico no es más que la envoltura del idealismo laico y naturalista de Carducci, que se expresa directamente en la invectiva contra el galileo de roja cabellera, en la evocación de la prehistoria italiana y en la contraposición de las imágenes de triunfo con la procesión de los recitadores de letanías que maldicen del amor y de la vida. Poesía reflexiva o, si se prefiere, poesía culta sostenida por una «poesía de la forma», en cuanto Carducci ha conseguido hacer revivir en su forma congénita de la métrica bárbara el ideal de una poesía nueva opuesta a la odiada «usata poesía»; es decir, una poesía entendida como reacción al facilismo melódico, como dominio plástico de la idea, de la imagen y del sonido.
M. Dona