El doctor Jekyll ha descubierto una poción que permite el desdoblamiento de la personalidad en sus componentes buena y mala. Dicho desdoblamiento tiene también su manifestación física: Jekyll, bajo la acción del bebedizo, se transforma en un individuo deforme y repugnante, al que llama Hyde.
El doctor toma cada vez más a menudo la maléfica bebida, abandonándose a los instintos más bajos y llegando inclusive al asesinato: pero cada vez se le hace más difícil controlar el desdoblamiento, que se verifica, ahora, también de forma espontánea. Incapaz de dominar la situación para escapar de la detención, Jekyll se suicida.