Tratado de retórica incorporado al conjunto de obras de Aristóteles, aunque seguramente anterior a éste, y atribuido a Anaxímenes de Lampsaco (segunda mitad del siglo IV a. de C.), discípulo del retor Zoilo y del cínico Diógenes, maestro y después partidario de Alejandro Magno.
La oratoria está clasificada en dos géneros (popular y judicial)§y siete especies, las primeras seis distribuidas en parejas opuestas: las que tratan, respectivamente, de persuadir y de disuadir,, de alabar y de criticar, de acusar y de defender, de buscar los motivos y de examinar las consecuencias de los hechos. Son estudiados los medios internos y externos adecuados para comprobar las afirmaciones del orador, los caracteres formales de la oración, los principios esenciales de la composición y las partes en que se divide el discurso. Siguen dos apéndices de los que, por lo menos el segundo, que es una colección de sentencias eticopolíticas, extraídas en gran parte de la obra misma, se puede considerar casi como una compilación posterior.
La obra es de tipo isocrático; tiene algún punto de contacto con la lógica de Aristóteles, si bien queda en un plano inferior, por carecer el autor de una sólida base filosófica; como fuentes se sirve de los oradores áticos. A pesar de la falta de una rígida división lógica, la obra está desarrollada con un cierto orden; su fin es, en cierto sentido sofístico, enseñar a persuadir a toda costa. El estilo carece de vigor y vivacidad, pero el escrito encierra una indudable importancia ^histórica por su carácter arcaico y por los puntos de contacto con Aristóteles.
C. Schick