[The Secret Doctrine]. Tratado de doctrina mística y teosófica de la escritora ucraniana, fundadora de la Sociedad Teosófica. Son tres volúmenes publicados entre 1888 y 1897. Fin de la obra, que lleva el subtítulo «Síntesis de ciencia, religión y filosofía», es, según el parecer de la autora, el de enseñar «que la Naturaleza no es un montón casual de átomos; asignar al hombre su justo lugar en el Universo; salvar de la degradación las verdades arcaicas que constituyen la base de toda religión; descubrir parcialmente la unidad fundamental que las hace brotar; y mostrar que el lado oculto de la Naturaleza no fue alcanzado nunca por la ciencia de la civilización moderna». Y sobre un misterioso poema, «El libro de Dzyan», descubierto en un arcaico «manuscrito de hojas de palmera,, impermeable al agua, al fuego, al aire, debido a un misterioso procedimiento», y presentado como documento de una doctrina secreta, religión universal del antiguo mundo prehistórico, la autora funda, bajo forma de comentario, una enorme doctrina fragmentaria, no bien equilibrada, mezcla de erudición y de singulares puntos de vista filosóficos, que fue definida: «mosaico de trozos de obras, no citadas, de ocultistas, filósofos, escritores de magia y de mística».
Según esta doctrina, un principio inmutable, eterno, ilimitado, imprevisto e inexpresable, «Parabrahma», absoluta Conciencia, se revela bajo los dos aspectos de espíritu y materia, sujeto y objeto, que llenan todo el Universo conocido. Misterioso vínculo entre espíritu y materia, principio que anima y vivifica todo átomo, es el Pensamiento Divino «transmitido y puesto de manifiesto por obra de los Arquitectos del Mundo visible». La eternidad del Universo, llanura sin límites, es periódicamente teatro de un sin fin de universos que, sin cesar, se manifiestan y desaparecen, regular flujo y reflujo análogo al del día y de la noche, de la vida y de la muerte. Todas las almas tienen una fundamental identidad con la Super-Alma universal, aspecto a su vez de la Raíz Desconocida; cada alma efectúa su obligada peregrinación a través de un ciclo de reencarnaciones, según la ley del Karma.
Ningún alma divina puede alcanzar una existencia consciente, antes de que la chispa divina que sale de la Super-Alma pase a través de cada forma elemental del mundo fenoménico, y adquiera la individualidad, ante todo por impulso natural y más tarde con esfuerzos de su propia iniciativa, subiendo de este modo por los grados de la inteligencia, desde el mineral y la planta hasta los ángeles supremos. La filosofía esotérica no admite en los hombres más privilegios o cualidades que los adquiridos por su propio «yo» en una larga serie de metempsicosis y reencarnaciones, con sus propios esfuerzos personales. Puesto que el «Libro de Dzyan» es desconocido por los orientalistas, subsiste el problema de la originalidad del pensamiento de la comentadora y del reflejo que sobre el mismo corresponde a la filosofía o la mística occidentales, cuyas huellas abundan en esta doctrina.
G. Pioli