Genealogías de los Dioses de los Gentiles, Giovanni Boccaccio

[De genealogiis deorum gentilium]. Tratado latino de mitología, en quince libros, de Giovanni Boccaccio (1313- 1375). La primera redacción fue escrita en­tre 1347 y 1360, por invitación de Hugo IV de Lusignano, rey de Chipre y de Jerusalén, y corregida y ampliada por el autor después de la muerte de Hugo, ocurrida en 1359.Es un gran repertorio en el que Boc­caccio se propuso ilustrar, con filológico rigor, las noticias sobre la paternidad y la descendencia de los dioses griegos y roma­nos y establecer exactamente el contenido de los numerosos mitos clásicos. No se con­tenta con las noticias corrientes sino que quiere proceder con un método filológico para llegar, aunque dejándose guiar por los criterios de su época, a una interpreta­ción crítica del mito; remonta a los textos clásicos, compulsa y compara los reperto­rios medievales, apoya su versión citando textos y fuentes. Para la interpretación del mito, Boccaccio se sirve de la doctrina co­rriente en la Edad Media que es, sustancial­mente, la aplicación a las obras clásicas de los cánones de la exégesis bíblica. El mito es una poética fábula tras cuyo velo se esconde una verdad conceptual, o moral, o religiosa. En la aplicación de la teoría de los tres sentidos: el literal o histórico, el alegórico o moral, el anagógico o cristiano, aparece el eclecticismo de Boccaccio: en efecto, no intenta sacar del mito con siste­mático rigor los tres sentidos, sino solamen­te el que mejor sirve para explicar su ma­teria y su origen.

Así, en muchos mitos sos­tiene la interpretación que se suele llamar evemerística, según la que los dioses y los héroes mitológicos no eran más que hom­bres cuyas hazañas fueron consciente o in­conscientemente deformadas y agrandadas. Para otros mitos Boccaccio prefiere recu­rrir a una explicación naturalista: la Au­rora, por ejemplo, fue llamada hija de Titán (Sol) por ser la luz del alba que pro­cede de la del sol, e hija de la Tierra, de­bido a que a los que la miran puede pa­recer que sale de la tierra. Alegórica es, en cambio, la interpretación de otros mitos: así la fábula de Adonis transformado en flor ha sido imaginada para demostrar la caducidad de la belleza. Por el contacto con esta materia, completamente pagana, y por las insinuaciones de algunas malas lenguas, Boccaccio fue inducido a plantearse de nuevo el problema general de la poesía, de la que es una apasionada y vivaz defensa el libro XIV, escrito, según parece, después de 1366. Defiende a los poetas de la acusación de no ser otra cosa que sim­ples inventores de fábulas sin sentido co­mún: la fábula es el velo y, al mismo tiem­po, el símbolo de una verdad profunda. Concepto todavía medieval; de esta defen­sa, empero, es interesante su tono y el po­ner juntos a Dante y a Petrarca y a los poetas paganos.

Las Genealogías han de ser juzgadas principalmente por el espíritu que las anima y por las intenciones del autor: no solamente son, para el siglo XIV, una obra de excepcional erudición, en lo re­lativo al método y a los propósitos, sino también una de las primeras manifestacio­nes de aquel espíritu filológico que es una de las grandes conquistas del humanismo.

D. MattalIa

Una alta profesión de la necesidad huma­nista de guardar y leer las obras de los antiguos poetas. (F. Flora)