[Rime]. Dentro del petrarquismo revisten un particular interés las Rimas de Giovanni Della Casa (1503- 1556), porque si en su conjunto se sirven de las elegancias formales y de las imágenes poéticas del común repertorio de la tradición literaria, traen innovaciones en la estructura del verso y en la selección de motivos.
Su predisposición a un tipo simétrico de prosa y su amor a la palabra tal como se revela ciceronianamente en el Galateo (v.), pueden explicar en cierto sentido el cambio efectuado por él en la estructura del endecasílabo, al no hacer coincidir el final de un pensamiento o de una imagen con el final del verso; pero sobre todo, esta prolongación rítmica de la estrofa se adapta al modo particular como el poeta observa y canta la vida. El tema más característico de Della Casa es el de encerrarse en el desengaño o en una leve y elegiaca melancolía. Así, en el famoso soneto al sueño («O Sonno. o de la queta, umida, ombrosa / Notte placido figlio», en el que-tenemos un claro ejemplo de la innovación métrica del autor) es sutil aquel torturarse del hombre que bien conoce el aburrimiento y la inutilidad de la vida, y se detiene con señoril desapego a considerar su propio tormento.
Otras veces los celos perversos y morbosos («Cura, che di timor») o la invocación a Dios después de tantos afanosos tormentos («Questa vita mortal») acentúa aquella tendencia a la meditación y a la juiciosa comprensión de la vida que distingue a Della Casa de la turba a menudo vana y formalísticamente regular de los petrarquistas de su siglo, y hasta de Bembo. Muchos de sus sonetos van dedicados a sus amistades y a sus relaciones con ilustres personajes del momento y sitúan en una esfera de noble elegancia hasta los acontecimientos más comunes de la vida, afectos, entusiasmos y dolores. Algunas veces el intento de expresar plenamente la imagen poética según los dictados del gran lírico del Trecento se hace notar en el esfuerzo con que está construida la canción («Quella che lieta» y «Errai gran tempo»), pero siempre se muestra en ella una excelencia estilística en su elegante entrega a los refinamientos literarios.
C Cordié
Della Casa sorprende con la sublimidad de su expresión, con la grandeza de su cadencia y con la severa y grave ondulación de su estilo. (Vico)
El mérito de su poesía radica principalmente en colocar las palabras y distribuir la melodía de los versos con tan ingeniosa distribución, que consigue producir el efecto que los maestros en música obtienen con las disonancias, y los pintores con las sombras bien calculadas. (Foscolo)
Della Casa, en verdad, tenía en su alma un anhelo por lo grande, lo vigoroso, lo robusto, lo rudo; una especie de música que le cantaba dentro y que él traducía en el ritmo de sus versos. Todo esto se desarrollaba un poco en abstracto, y algo abstractas eran sus composiciones: abstractas, pero no vacías y nada retóricas; sino más bien, en este sentido, lo contrario de la elegancia, el lustre y las blanduras retóricas. (B. Croce)
Tiene un respeto profundo por la palabra, cuyos movimientos y posibilidades quiere conocer enteramente, no abandonando nada a la elegancia fortuita; un respeto absoluto y sagrado, como obedeciendo a una promesa instituida sobre su propio honor. Altiva e intensa es su palabra, como algunas frutas que salen entre espinas y se endulzan a pleno sol: el son de su verso tiene una cordialidad suya, acre y esquiva, y su onda se detiene como pensativa. (F. Flora)