[Relaçao do naufragio che passou Jorge de AÍbuquerque Coelho]. Atribuida a Bento Teixeira Pinto, natural de Pernambuco (15459-1605?), por estar impresa en Lisboa en 1601 junto con el poema de este autor, la Prosopopeya (v.), es uno de los documentos más dramáticos que poseemos de tragedias marítimas, que constituyen un aspecto característico de la literatura portuguesa.
Está también incluida en la conocida colección de relatos de naufragios titulada «Historia tragicomarítima»; es el primero del segundo volumen. Narra las peripecias de la vuelta a Portugal (1565) del gobernador de la capitanía de Pernambuco, Jorge de Albuquerque Coelho, en una pequeña nave, la «San Antonio». Asaltado por un navío corsario de luteranos franceses, el capitán portugués, aunque casi desprovisto de armas y abandonado por gran parte de su tripulación, opuso una defensa tan valerosa, que el capitán pirata perdonó caballerosamente a sus hombres y se limitó a ordenarle que le siguiese con su nave.
Una terrible tempestad separó a ambas embarcaciones, y la «San Antonio» derivó en más de 4 grados de latitud; la Providencia y el valor del capitán la salvaron, pero reduciéndola a condiciones de no poder navegar. Recobrando contacto con el navío corsario, Albuquerque entregó al capitán la guardia francesa que llevaba a bordo y se negó a salvarse con tres de sus hombres, como le ofrecía el francés, embarcándose en la nave corsaria; se quedó en el «San Antonio» a la deriva, sin víveres ni agua. Los hombres de la tripulación, hambrientos, trataron todavía de amotinarse y llegaron al punto de querer alimentarse de los compañeros que morían, pero Albuquerque los dominó con su energía, su bondad valerosa y su extraordinaria confianza en Dios, consiguiendo poner a salvo a los supervivientes.
Es dramática la escena del desembarco en Lisboa, donde Albuquerque llegó tan desfigurado por la fatiga que le costó convencer de su identidad a un primo que hasta un año antes había vivido con él. Por el realismo de lo expuesto y la absoluta sencillez del lenguaje, que confiere mayor relieve a la tragedia, esta relación de naufragio merece ser comparada a las páginas más elevadas, o más populares, de la literatura marítima portuguesa, desde los episodios análogos de Los Lisiadas (v.) hasta la conocidísima canción Nave Catalina.
G. C. Rossi