Los «miserables» son las víctimas de un orden social injusto. Jean Valjean, un viejo presidiario, encuentra asilo, después de su evasión, junto al obispo de Digne, Myriel, pero le roba dos candelabros de plata y huye. Cuando cae de nuevo en manos de la policía el obispo declara en su favor. Valjean está ya definitivamente encauzado por el camino recto, bajo el falso nombre de Madeleine.
Fantine, una pobre mujer seducida y abandonada con su hija Cosette, es arrestada y maltratada por el comisario Javert; interviene Valjean que, convertido en el entretiempo en alcalde, la manda poner en libertad. Tal clemencia confirma a Javert en sus sospechas de que Valjean y Madeleine sean la misma persona. Tiempo después, un desgraciado, llamado Champmathieu, es confundido con el presidiario, aún buscado. Tras una dolorosa lucha interior, Valjean, en plena sesión del tribunal, revela su identidad. Dejado momentáneamente en libertad, asiste a la moribunda Fantine y le jura que velará por su hija Cosette; a continuación se refugia en París.
Cosette entra al servicio del torvo Thénardier. Valjean, detenido nuevamente por Javert, se evade una vez más, pero todos lo creen ahogado. Él salva a Cosette, arrebatándosela de las manos de Thénardier, y le encuentra un refugio seguro. Ahora se hace llamar Fauchelevent: se hace amigo de un joven republicano, Marius, que ama a Cosette. Durante los disturbios de 1832, Valjean combate en las barricadas con Marius y el tunante de Gavroche.
El destino quiere que Javert, que ha sido hecho prisionero, sea confiado a su custodia: generosamente lo pone en libertad, y luego salva a Marius, que había sido herido. Una vez curado, Marius se casará con Cosette. Valjean se ha mostrado fiel a la promesa hecha a Fantine. Cuando muere, en la cabecera de su cama arden los cirios en los candelabros del obispo.