[Il misogallo]. Obra de Vittorio Alfieri (1749-1803), inspirada, como dice el título, en el odio contra los «galos», o sean los franceses, en la que el poeta recopiló cinco prosas, una oda, cuarenta y seis sonetos, sesenta y tres epigramas, compuestos desde 1790 hasta 1798, añadiendo varios escritos con notas que remachan los conceptos.
Un desdén acre y, más aún, una secreta angustia domina estas páginas que quieren, contra la Francia revolucionaria, reivindicar el ideal de libertad, traicionado, a juicio del poeta, por los mismos que se habían hecho sus apóstoles y reafirmado por él (sonetos «Di liberta maestri i Galli?» y «È Repubblica il suolo ove divine»). Alfieri, que odia a los nuevos revolucionarios y no puede coincidir con quienes combaten la Revolución, aun deseando su victoria, quisiera aislarse heroicamente en su propia soledad: «Tenea’l Ciel dai ribaldi, Alfier dai buoni» [«Guarda al cielo de picaros, Alfier (capitán) de los buenos»], pero no puede esconder su sufrimiento y acaba por endurecerse en un odio estéril, que desahoga en sátiras y epigramas, algunas veces feroces, otras mezquinos, contra todos los franceses, contra los jefes y los generales de la Revolución, sin dejar a salvo por otra parte a los enemigos de Francia; «Infami al par dei vincitori i vinti»: tal es su juicio sobre la paz de Campoformio y de la gente de iglesia, satirizada por él con cuadros de gusto volteriano como no ocurre en ninguna otra de sus obras.
Pero por encima de ese estado de ánimo doloroso y negativo trata de elevarse, afianzándose en él pensamiento de Italia, de aquella Italia a la que se dirige en su «Prosa prima» («Alla passata, presente e futura Italia»), de la que anuncia el resurgimiento : «quella che un giorno / quando ch’ei sia / indubitabilmente sei per risorgere, virtuosa, magnanima, libera ed una» [«la que un día / cuando sea / indudablemente resurgirá, virtuosa, magnánima, libre y una»]; y cuya imagen comparece, consoladora, en la profecía del famoso soneto final: «Giorno verrà, tornera Il giorno in cui…» [«Día vendrá, volverá el día en que…»]. Con un fervor hasta ahora inexpresado, el sentimiento nacional se hace vivo en él a pesar de las presentes calamidades y ya no se siente solo cuando invita a todos los italianos a hacer suyo su odio, a conjurarse y reconocerse en dicho sentimiento, para hallarse al fin unidos contra el extranjero.
Sin embargo, Alfieri no sabe ver a su alrededor a dichos italianos, por lo que vuelve a encerrarse en su desesperación; de modo que Italia está sólo al principio y al final de su obra. Pese a lo cual esta prosa y aquel soneto perduran como altos documentos del sentimiento patrio de Alfieri y señalan un movimiento esencial del resurgimiento nacional italiano. Y lo que hay de pedante y mezquino en más de un epigrama no puede hacer olvidar los acentos trágicos y vigorosos de algún soneto como los que versan sobre la muerte de la princesa de Lamballe, de Luis XVI, de María Antonieta y no pocas de las páginas en prosa de la ya citada «Prosa prima» sobre los beneficiosos efectos de los odios nacionales, de la «Prosa seconda» sobre los inicios de la Revolución, del discurso del Rey ante la Convención, y los diálogos entre un «liberto» y un «hombre libre», y entre Luis XVI y Robespierre.
M. Fubini
Compuestos más con despecho colérico que con viva agudeza. (Foscolo)
Vittorio Alfieri, solitario amante de un pueblo futuro. (De Sanctis)
Un libro, salvo dos o tres sonetos y algún epigrama, de declamaciones rebuscadas que hacen daño a quien lo escribió y no dan gusto a quien lo lee. (Carducci)