Narración del escritor austríaco Adalbert Stifter (1805-1868), publicada en la antología Estudios (v.)* El autor, maestro en expresar el estado de ánimo producido por un paisaje, no sólo evoca aquí una de las regiones que le son más queridas — las selvas y los montes de Bohemia — sino que sitúa gran parte de los sucesos en un ambiente que no había visto nunca: en tierra africana, donde entre las ruinas de una antigua ciudad romana viven en la sombra, circundadas por el desierto que las protege, algunas familias de judíos a las que pertenece Abdías. Llegado a la mayoría de edad, el padre le bendice y le envía al mundo, para que aprenda a ganarse la vida; en efecto, él va de un lado para otro y consigue reunir mucho dinero, que lleva a su casa junto con una bella esposa. Pero de la cima de la felicidad, el destino le precipita al dolor: durante uno de sus viajes, se contagia de viruelas y, si en un tiempo fue tan bello, ahora se vuelve horrible; luego, de vuelta a casa, encuentra unos bandoleros que la están saqueando. De terror, su mujer da a luz antes de tiempo y muere, mientras se salva la niña habida en ese parto.
Con la pequeña y con un tesoro oculto, Abdías abandona para siempre África y busca refugio en Bohemia, con la intención de dedicarse sólo a su hijita, tanto más cuanto que advierte que es ciega. Hasta aquí la trama transcurre con seguridad: en su ritmo igual y solemne la narración tiene un tono épico. Pero la conclusión, como también sucede en otras narraciones de Stifter, es demasiado rápida y parece algo mecánica, pues la niña recobra la vista con la luz de un rayo repentino, y luego, en plena juventud, muere herida por otro rayo. Tanto las figuras de primer plano como las secundarias, y el perfil del fondo, están dibujados por Stifter con su seguridad habitual, pese al ambiente exótico que da a esta narración una posición aparte en la obra del escritor, quien ha renunciado aquí, incluso por completo, a algunos de sus procedimientos preferidos, tal por ejemplo la narración indirecta, para dar un nuevo tono a la novela, como exigían la novedad y el carácter de los sucesos.
R. Paoli