El Romanticismo en Italia, Alessandro Manzoni

[Il Romanticismo in Italia]. Carta crítica de Alessandro Manzoni (1785-1873), dirigida al marqués Cesare D’Azeglio, escrita en 1823 pero publicada, con adiciones y variacio­nes, en 1871.

En la primera redacción se encuentra la famosa fórmula que compendia el ideal literario de Manzoni: «La poesía y la literatura en general han de proponerse lo útil como finalidad, lo verdadero como asunto y lo interesante como medio». La carta constituye la exposición crítica más rigurosa de los caracteres e ideales del Ro­manticismo italiano en general y lombardo en particular, así como los caracteres e ideales distintivos de la escuela clásica y romántica. Con espíritu crítico, libre de las intemperancias polémicas de los románticos, Manzoni examina con sereno rigor los de­fectos de la escuela clásica y distingue en­tre el útil estudio de los clásicos y el aca­demicismo, retórico sueño de un mundo es­piritual que ya no está animado por pro­fundos sentimientos ni ideales y que hace legítima la polémica del Romanticismo.

A su vez, el autor distingue en éste la parte negativa de la positiva: más clara y pre­cisa la primera, en cuanto trataba de derro­car determinadas ideas y principios pro­pugnados por la escuela clasicista, como la imitación pedestre de los clásicos, el uso de la mitología y la servidumbre a las leyes retóricas. Menos precisa en la forma, no en la sustancia, aparece la parte posi­tiva del Romanticismo, cuyos ideales, en tono casi programático, en la primera re­dacción de la carta, compendia Manzoni en la conocida fórmula, y propugna el ideal de un arte animado por sentimientos pro­fundos y partícipes de la conciencia co­mún, que sea ilustración y enriquecimiento de nuestro mundo espiritual y esté sólida­mente basado en la realidad, que es el des­arrollo efectivo del gran drama de la hu­manidad. Identificando lo «verdadero» his­tórico con lo «verdadero» moral, Manzoni reproduce en nueva forma y más profun­damente el ideal de la antigua estética pe­dagógica, y confiere también un significado más sustancioso al concepto de «interesan­te»; finalmente, con la íntima correlación de los tres términos de su fórmula, trata de aislar los valores más orgánicos y vitales del movimiento romántico, por encima de sus contingentes afirmaciones polémicas.

Hoy, aunque la carta manzoniana no puede ser aceptada en su totalidad para una va­loración de todos los aspectos del Ro­manticismo, es generalmente considerada como la afirmación más alta y la exposición más lúcida y vehemente de la estética y la poesía manzonianas.

D. Mattalía