Miklós Suranyi

Nació el 16 de febrero de 1882 en Felsömindszent, en la región transdanubiana de Hungría, y murió el 23 de junio de 1936 en Budapest. Realizados los estudios de Derecho en Pécs, trabajó algún tiempo en la redacción de un diario de la capital húngara; luego fue archivero de la provincia de Máramaros y director de un periódico local. A la lenta maduración de su talento (publicó la primera novela a los treinta y cuatro años) siguieron dos dece­nios de febril actividad, en cuyo transcurso compuso treinta volúmenes de novelas y dramas, generalmente de carácter histórico, cuentos y ensayos literarios y políticos. Tras el éxito de las novelas El pavo del Trianón (1916) y La montaña sagrada (1917) se tras­ladó a Budapest, donde a lo largo de mu­chos años colaboró en el diario católico Nemzeti Ujság y actuó como redactor jefe de Budapesti Hírlap, el órgano guberna­mental más autorizado.

La novedad de su arte, que atrajo al público, reside en la gran variedad de amplios, pintorescos y a veces teatrales cuadros históricos, en el insólito vigor de sus figuras ardientes, im­petuosas y afanosas de vida, y en sus com­plicadas intrigas de interés irresistible y tampoco ajenas a los elementos espectacu­lares. Menos fue el favor con que le juzgó la crítica, la cual reprochóle un insuficiente cuidado en la composición y una sensuali­dad excesiva próxima con frecuencia a la pornografía. El mejor texto de nuestro autor es, sin duda, la novela sobre Beatriz de Aragón, esposa del rey Matías Corvino, La mujer de Nápoles (1924); en cambio, los tres tomos de Estamos solos (1936, v.), que Suranyi consideraba su obra maestra, provo­caron una oleada de justa indignación a causa de la arbitraria, falsa e irreverente representación de la juventud de István Széchényi (v.), la figura más venerada del resurgimiento húngaro.

E. Várady