(Vulgarmente Shigeta Sadakazu). Nació en Fuchū (provincia de Suruga) en 1766, y murió en Yedo en 1831. Hijo de cierto Yohachiro, funcionario de policía, estuvo desde joven como escribiente al servicio de los Odagiro, señores de Tosa, a quienes siguió en su traslado a Osaka; poco después, empero, les dejó e inició una larga etapa de vagabundeo, extendida aproximadamente entre 1786 y 1800, y durante la cual fue con frecuencia huésped de cantores de «jōruri» (dramas para el teatro de marionetas). Contrajo matrimonio con la hija de un comerciante en maderas; sin embargo, su carácter inquieto llevóle algo más tarde al divorcio. Su actividad literaria empezó con La lucha en el desfiladero a la sombra de los árboles [Konoshita-kage hazama kas- sen], «jōruri» que escribió en 1789 en colaboración con Namiki Senryū (1695-1751). Tras una estancia en Osaka de siete años marchó a Yedo, como huésped del librero Tsutaya Shigesaburō, y mientras ayudaba a éste dedicóse también a la pintura y a la literatura.
Su primera novela fue Variedad de relojes murales [Shingaku tokei-gusa, 1795], que contenía ilustraciones suyas y le valió gran notoriedad. En 1802 entregó a la imprenta el tomo inicial de su inmortal obra A caballo de las piernas (v. Hizakurige), que obtuvo clamoroso éxito. Durante muchos años siguió escribiendo y realizó frecuentes viajes hasta alcanzar una experiencia cada vez más amplia y profunda de los hombres y las cosas, y, también, a fin de completar su obra maestra y componer otras. En 1790 se había unido a la viuda de un comerciante, a la cual, sin embargo, abandonó poco después para tomar una tercera compañera, de quien tuvo una hija, profesora de danza, que le asistió en los últimos años de su vida. Murió casi en la miseria, alcohólico y paralítico según parece. Espíritu original, nómada por tendencia innata, derrochador y desordenado, vivió una existencia inquieta y desenfrenada.
Pudo haber logrado una buena posición, pero siempre fue pobre, aun cuando supo mantener una imperturbable alegría, como los simpáticos y aventureros protagonistas de su obra maestra, Hizakurige. Sus tretas y excentricidades han llegado a ser proverbiales. Todo ello, empero, no le impidió una profunda seriedad en el trabajo. Por naturaleza estaba dotado de un agudo espíritu de observación que le llevaba a captar los aspectos más curiosos y paradójicos de la vida humana, de la cual, a causa de sus multiformes experiencias, era un buen conocedor. Su gran mérito reside en la creación y el perfeccionamiento de un nuevo género literario, la novela humorística «Kokkeibon», de la que él y Shikitei Samba (v.) son los representantes más ilustres. Dejó unas trescientas obras.
Y. Kawamura