Nació el 19 de marzo de 1822 en Simbirsk, murió el 22 de diciembre de 1899 en Petersburgo. Ocupa un puesto entre los escritores rusos de mediados del siglo XIX que prepararon con sus obras la liberación de los siervos de la gleba: en efecto, los dos relatos de G., La aldea (v.) y Antón Goremyka (v.) contribuyeron a crear aquella simpatía por el mújik que fue expresada más tarde en su más elevado sentido artístico en las Memorias de un cazador (v.) de Turguenev.
Sin este significado, las dos narraciones no ocuparían quizá en la historia de la literatura rusa el puesto que en ella conquistaron gracias a la gran impresión que produjeron en un público, ávido entonces de obras «humanitarias», llamémoslas así. Pero aun descontando las circunstancias sociales que favorecieron su éxito, G. es un buen narrador costumbrista con sus relatos de la vida campesina Las cuatro estaciones, La madre y la hija y las dos novelas Los pescadores y los emigrantes. G. descubrió antes que nadie a Dostoievski, dado a conocer por él a Nekrasov y a Belinski, los cuales reconocieron en Pobre gente (v.) al gran escritor, y más tarde estimuló a Chejov en el camino de la literatura.
E. Lo Gatto