Nació en Budapest el 8 de octubre de 1875 y murió en Mátraháza el 2 de abril de 1937. Nuestra autora inició su actividad literaria en 1900 con un tomo de cuentos de refinado estilo. Una espontaneidad mayor y una más intensa palpitación vital aumentan notablemente el valor poético y humano de la novela Hombres entre piedras (1911, v.), en la que aparece el trágico episodio de una ingenua mujer eslava del Carso que, enamorada de un ferroviario húngaro, es víctima del choque entre dos civilizaciones y razas distintas. El mismo problema encuentra una solución positiva en la obra maestra de Torímay, La vieja casa (1914, v.), historia de tres generaciones de una familia alemana que termina con la unión espiritual y física de la raza extranjera a la del país adoptivo.
La guerra mundial dio una orientación nueva a la vida de la autora, hasta entonces absorbida completamente por la literatura. Durante más de cuatro años estuvo al servicio de la Cruz Roja. En 1919, perseguida por los comunistas, peregrinó oculta a través del país. Tras el fracaso de la revolución bolchevique se puso al frente de la Asociación Nacional de Mujeres Húngaras. Fundó una autorizada revista de tendencia cristiana (Napketle) y en 1921-22 publicó su Libro del fugitivo [Bujdosó Könyve], con el cual interpretó la indignación y el dolor del país sometido al comunismo.
Los frutos del último decenio de su actividad literaria fueron las artísticas traducciones de Las florecillas de San Francisco (v.) y leyendas de los santos húngaros, así como una novela histórica que tiene por fondo la invasión tártara, El mensajero de los antepasados [Az ös küldött], y cuyo tercer tomo quedó incompleto.
E. Várady