Tormento ( Benito Pérez Galdós)

Amparo Sánchez Emperador es pretendida por dos hombres muy diferentes, dudando si revelar el secreto que guarda.

La novela mezcla diversas técnicas narrativas, como empezar (y terminar) en formato teatro (dos personajes comentan la obra que está escribiendo el jefe de uno de ellos, curiosamente la historia de dos hermanas muy decentes, similares a las que salen en la novela de Pérez Galdós) para luego continuar con la habitual voz del narrador y expresar los pensamientos de algunos personajes, incluyendo alguna carta.

Relata una minuciosa crónica de la sociedad del siglo XIX (transcurre entre noviembre de 1867 y febrero de 1868), cuya atención a los mínimos detalles cuenta más de lo que parece sobre las personas y hechos que describe.

Al principio parece que va a tratarse sólo de la presentación de personajes y relato de sus anodinas y algo patéticas existencias, pero al cabo de seis u ocho capítulos se centra en la historia que realmente quiere contar.

Emparentada con Tristana, en el sentido de que presenta tres personajes centrales (una muchacha pobre, un hombre mayor y con posibles y otro joven como interés romántico), la forma de utilizarlos pronto se presenta diferente, relatando la pedida de mano de Don Agustín Caballero a Amparo Sánchez Emperador y, sobre todo, las consecuencias en personajes como Rosalía, para quien es una tragedia, pues quería mantener al rico en su poder («Si yo tuviera poder para quitarle al primo diez años y ponérselos a mi niña… ¡qué boda, Santo Dios, qué boda y qué partido! Ya lo arreglaría yo por encima de todo, y domaría al cafre, que, bajo su corteza, esconde el mejor corazón que hay en el mundo» o también: «Si por disposición del Señor Omnipotente, Bringas llegase a faltar… y sólo de pensarlo me horripilo, porque es mi esposo querido… pero supongamos que Dios quisiese llamar a sí a este ángel… Yo lo sentiría mucho; tendría una pena tan grande, tan grande, que no hay palabras con que decirlo… Pero al año y medio o a los dos años, me casaría con este animal… Yo le desbastaría, yo lo afinaría, y así mis hijos, los hijos de Bringas, tendrían una gran posición y creo, sí… lo digo con fe y sinceridad, creo que su padre me bendeciría desde el Cielo»)

O mostrando la angustia de Amparo al no atreverse a decir la verdad a su prometido («Si yo me atreviera -pensaba después en casa de Bringas-. Pero no; segura estoy de que no me atreveré. Ahora sé lo que he de decirle, y cuando lo veo delante, adiós idea, adiós propósito. Soy tan débil, que sin duda me hizo Dios de algo que no servía para nada»)

De esta manera muestra también la forma de ser de otros personajes, como Agustín Caballero (En el cerebro del tímido surgió bullicioso tumulto de ideas; palabras mil acudieron atropelladas a sus secos labios. Iba a decir admirables y vehementes cosas, sí, las diría… O las decía o estallaba como una bomba. Pero los nervios se le encabritaron; aquel maldito freno que su ser íntimo ponía fatalmente a su palabra le apretó de súbito con soberana fuerza, y de sus labios, como espuma que salpica de los del epiléptico, salpicaron estas dos palabras:«Vaya, vaya».)

Y de Pedro Polo (… entregose D. Pedro, con abandono de hombre desocupado y sin salud, a las meditaciones propias de su tristeza sedentaria, figurándose ser otro de lo que era, tener distinta condición y estado, o por lo menos llevar vida muy diferente de la que llevaba. Este ideal trabajo de reconstruirse a sí propio, conservando su peculiar ser, como metal que se derrite para buscar nueva forma en molde nuevo, ocupaba a Polo las tres cuartas partes de sus días solitarios y de sus noches sin sueño, y en rigor de verdad, le tonificaba el espíritu beneficiando también un poco el cuerpo, porque activaba las funciones vitales. Aunque forzada y artificiosa, aquella vida, vida era)

Curioso también el título, que se refiere a la forma en que Pedro llama a Amparo incluso en sus dramáticas cartas (“Tormento mío, Patíbulo, Inquisición mía:”) y como ella firma las que le dirige a él ("Nada pudo leer sino un nombre que era la firma y decía: Tormento. Con la o final se enlazaba un garabatito… Sí, era su garabatito, su persona autografiada en aquel rasgo que parecía un pelo rizado") pero también puede aludir al sufrimiento de la joven, sus dudas sobre contar todo a Caballero.

Entre los aciertos de la novela resaltar que no se dice cuál es exactamente ese pasado que Tormento teme revelar a su pretendiente (aunque es fácil adivinar la esencia de lo sucedido), incluso cuando ella habla de ello no se cuenta la conversación.

Aunque hace años que vi la película y por lo tanto conocía el final de la novela, el autor se las apaña para mantener una tensión creciente hasta llegar a un final casi optimista aunque no muy alejado del de “Tristana”.

"Tormento" fue publicada en 1884, entre «El Doctor Centeno» (BA 0134) y «La de Bringas» (BA
0133), con las cuales está emparentada, ya que comparte algunos personajes (Felipe Centeno, José Ido del Sagrario o Rosalía y Francisco Bringas)

En 1974, Pedro Olea dirigió una película basada en la novela y protagonizada por Ana Belén, Francisco Rabal, Concha Velasco, Rafael Alonso, Ismael Merlo, María Luisa San José y Amalia de la Torre.
http://reginairae.blogcindario.com/2005/06/00173-tormento-de-benito-perez-galdos.html

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