[Lit., Colección de rō-ei chinos y japoneses]. Colección de cantos populares, llamados «rō-ei», compilada por Fujiwara-no-Kintō (966-1041 d. de C.), para regalarla, según algunos, a Fujiwara- no-Norimichi (m. 1075), cuando éste casó a su hija mayor. Los «rō-ei» (lit. canto bello) eran, en su origen, versos de poesías chinas que se cantaban en la traducción chino japonesa, pero durante la dinastía Heian (794-1186 d. de C.) el mismo nombre fue aplicado también a poesías japonesas cantadas del mismo modo que las precedentes.
Este libro, escrito probablemente alrededor de 1013, está fuertemente inspirado por el Senzai Ka-ku [Bellos versos de 1.000 años] de Ōe-no-Koretoki (888-963), el primer compilador de « rō -ei», libro del cual Kintō reproduce no menos de 150 poemas chinos, además de otros muchos sacados de la poesía china, sobre todo de la época de los Tang (618-906). Para la parte japonesa utiliza especialmente el Kokinshū (64 poesías), el Gosenshū (14 poesías) y el Shui– shū (70 poesías), además de colecciones privadas. En conjunto, 590 poesías chinas y 220 japonesas, propias para ser cantadas. Todo el material está contenido en dos volúmenes, el primero de los cuales está dividido en cuatro secciones: primavera, verano, otoño e invierno, además de un suplemento con el título de Varias. El segundo volumen es una continuación de este suplemento.
El Wa-kan ró-ei-shū gozó de gran popularidad en todos los tiempos, puesto que muchos de sus cantos se hallan inscritos en las obras de la literatura indígena de todas las épocas, desde las contemporáneas del autor, como el Genji Monogatari (v.) y el Makura-no o-Sōshi (v.), a las posteriores de toda época y género, como diarios, dramas para el teatro, novelas, etc. Esta obra ha sido impresa muchas veces y se conocen también de ella numerosísimos manuscritos. En 1910 Kaneko Motoomi y Emi Seifu publicaron una edición crítica con el título Wa-kan rō-ei-shū Shin– shaku [Nuevo comentario al Wa-kan rō – ei-shū], en que los autores, aun teniendo encuentra el material exegético precedente, aportaron su contribución de una notable experiencia en materia de crítica de textos.
M. Muccioli