[Leben des Quintus Fixlein]. Publicada en 1796 es una de las obras más características de Friedrich Richter (1763-1825), conocido vulgarmente por Jean Paul, uno de los genios más enigmáticos, extravagantes y representativos del prerromanticismo alemán.
Quintus Fixlein halló el favor de Carlyle, que dio de dicha obra una bella versión inglesa; en ella se encuentran casi todos los méritos y defectos que caracterizan el temperamento desequilibrado de Jean Paul, cuyo talento se dispersa frecuentemente en una ejecución confusa y sobreexcitada. Es una corta novela comicopatética sobre un pequeño mundo provinciano y burgués. Pero la ingenua ironía lleva en sí una nota de ternura y simpatía. Egidio Zebedeo Fixlein Quintus, llamado así porque es el maestro de la clase quinta, va con gran alegría a pasar las vacaciones a su pueblo de Hukelum, donde le espera su buena madre, modesta viuda de un jardinero. Ha colaborado en la comida de Pascua, haciendo dulces, la encantadora señorita Thiennette, amiga de infancia de Zebedeo.
Es una huérfana que es protegida y depende de la «Rittermeisterin» Aufhammer, quien al mismo tiempo es la madrina de Fixlein, en la que se fundan todas sus gloriosas esperanzas de un porvenir cuya meta es el cargo de párroco de Hukelum. Es una suerte que la «Rittermeisterin» obre siempre al contrario que su esposo, ya que el pobre Fixlein pierde el favor de este notable personaje desde que éste cree que el nombre del perro del joven maestro, Giles, es un derivado despectivo del suyo propio, Egidio. Durante estas vacaciones tienen lugar importantes sucesos: la «Rittermeisterin» obtiene para Fixlein el cargo de corrector, que le es concedido en la convicción de que no lo ocupará durante mucho tiempo, pues está a punto de cumplir los treinta y dos años, y hasta entonces todos los Fixlein han muerto al alcanzar esta edad. Él mismo lo sabe, pero se consuela pensando que en cierta manera ha pagado ya un anticipo, pues de niño estuvo a punto de morir, salvándose milagrosamente en el momento que le fueron llevados los juguetes de su primera infancia.
Poco después muere la «Rittermeisterin» dejando en su testamento insospechadas riquezas para Fixlein, treinta y dos ducados de oro y un maravilloso lecho nupcial. El joven se apresura a dar las gracias a la buena señorita Thiennette, ya que a ella se debe que la moribunda no le haya olvidado; Thiennette se encuentra en estos momentos sola y desamparada y Fixlein le ofrece su apoyo haciéndola feliz. Al mismo tiempo le llega una carta con el nombramiento de párroco de Hukelum; se trata de un error de dirección, confirmado por el que lleva el nombramiento, y Fixlein es transportado de alegría en alegría. Pero llega la terrible caída y Fixlein enferma gravemente. Cuando ya se han perdido las esperanzas de su salvación, su madre tiene la inspiración de hacer llevar al enfermo delirante los juguetes que ya una vez habían obrado milagrosamente. Sanado como por encanto, Fixlein vuelve a su vida, que guarda en su modestia el secreto de la felicidad.
En efecto, la idea del libro se basa en que no los grandes, sino los pequeños golpes de fortuna hacen al hombre feliz; y esta verdad se afirma a través del desequilibrio característico de Jean Paul, entre una realidad dura, de una seriedad exagerada y un mundo de ensueño fantásticamente coloreado, entre riqueza de sentimientos y gracia de imágenes, y una deliberada artificiosidad de pensamiento y de estilo que posiblemente resta eficacia a los personajes retratados con delicado humorismo, convirtiéndolos en caricatura.
E. C. Croce