[Vita Caroli Magni]. Obra histórica de Eginardo (Einhart, hacia 770-840), compuesta poco después de la muerte de Carlomagno, o, según otros, alrededor de 830, para presentar a su hijo y a sus nietos degenerados el ejemplo del gran abuelo y padre, y editada por su propio autor, y después por Valerio Estrabón, que la dividió en capítulos y le añadió un pequeño prefacio.
Fue publicada en primera edición por Hermanus en Nuenare (Colonia, 1521). El autor, admitido en la Escuela Palatina ya en 791 y después en la corte de Aquisgrán quizás desde 794, que gozó constantemente de la confianza y de la amistad del emperador, quien se sirvió de él para varias misiones importantes (en 806 negocia la división del Imperio, y en 813 convence al emperador de la conveniencia de atraerse a Luis de Aquitania), era el más indicado para escribir esta biografía, en la cual se inspira desde el punto de vista formal en las de Suetonio, y dispone la materia en el orden adoptado por éste en su Vida de Augusto. Inicia la narración la decadencia de los merovingios, la subida de los Mayordomos de Palacio y las vicisitudes de Pipino y de Carlomagno.
Después de breves indicaciones acerca de la infancia de Carlos, el autor describe las diversas guerras en que tomó parte contra los aquitanos, los lombardos y los sajones; sus expediciones a España, contra los bretones y los bene- ventanos, sus guerras contra los bávaros, los eslavos, los hunos, los bohemios, etc., la extensión que, gracias a él, adquirió el reino de Francia y la fama que ganó incluso entre los griegos y los persas. Explica la actividad edilicia de aquel período, la construcción de una flota para oponerla a los normandos y a los moros; habla de los matrimonios del rey y de los hijos que tuvo de sus esposas y concubinas; de la educación que proporcionó a sus hijos, y de las conjuras que hubo contra él.
Se detiene particularmente en su liberalidad hacia los peregrinos, describe sus cualidades físicas, su manera de vestir, su sobriedad; exalta su facundia, su pericia en la lengua, su mecenazgo, su gran amor a la religión cristiana, su liberalidad hacia los pobres y los pontífices romanos; narra acerca de sus viajes a Roma y de su coronación en la Navidad del 800 (a propósito de la cual, sin embargo, la versión de Eginardo de que Carlos ignorase las intenciones del Papa no está de acuerdo con lo que refiere acerca de ello Anastasio Bibliotecario en su Vida de León III). Es curioso su cuadro final de un Carlos estudioso y restaurador de las leyes y de la poesía de la antigua Alemania, que por amor de germanismo impone a los meses y a los vientos nombres puramente germanos. Los últimos días, la muerte y la sepultura de Carlos, los presagios de aquélla y la descripción de su testamento cierran la biografía. Esta obra es la más importante en su género sobre el Renacimiento carolingio, y fue imitada y copiada hasta el fin de la Edad Media.
G. Pioli