[De vita et gestis Braccii]. Obra de Giovanni Antonio Campano (1429-1477), que quedó como la más importante de las biografías humanistas de los grandes condotieros.
Escrita en 1458, treinta y cuatro años después de la muerte del héroe en la trágica jornada del Aquila (2 de junio de 1424), fue dedicada a su hijo Cario Fortebracci. Contra el juicio de Giovio, que acusó a Campano de haber falseado la verdad, está el éxito de la obra, que desde 1495 en adelante fue objeto de numerosas ediciones y una traducción en lengua italiana por obra de Pompeo Pellini, el historiador de Perusa (Venecia, 1572). A Campano no le falta un cuidadoso y minucioso conocimiento de los hechos: pero la concepción dramática de la historia que penetra toda su obra les imprime una perspectiva en la cual dominan exclusivamente las virtudes guerreras del protagonista. Exaltación, por lo tanto, de un hombre el cual, sostenido por la astucia y la violencia, consiguió constituir, en los primeros decenios del siglo XV, un estado que desde Umbría se engrandeció por toda Italia central, sometiendo a Roma y las regiones comprendidas entre el curso del Pescara y el del Marecchia.
Esta vida, con sus méritos y sus defectos, es sobre todo un documento típico de aquella historiografía donde los protagonistas no son ya las oscuras muchedumbres de la Edad Media, güelfos o gibelinos, ejércitos sin jefes, sino capitanes y príncipes que sientan las bases del estado moderno. Signo del cambio de los tiempos, de una confianza renacida en la capacidad de un solo hombre quien, de oscuro jefe de banda puede llegar a capitán famoso, árbitro de coronas y reinos. En obras como ésta el protagonista se las arregla solo, hallando en su propia voluntad el límite de su actuación. La Vida de Castruccio (v.) de Niccolò Machiavelli nace sobre el surco señalado por estas biografías: el espíritu italiano se nutre ya de aquellos pensamientos que, sesenta años después, en la soledad de Sancasciano, dictaron el Príncipe (v.) al secretario florentino.
G. Franceschini