Obra de Antonio Ponz (1725-1792), publicada en Madrid entre 1772 y 1794. Consta de dieciocho volúmenes, y se propone dar a conocer «los edificios y obras públicas que existen en España, manifestando el artificio y excelencia de algunos, así como la falta de inteligencia de otros».
La amplitud de criterio que el autor revela es admirable, pues sabe valorar y estimar las obras de todas las épocas. Sólo la inmediatamente anterior a la suya escapa a su comprensión. Así vemos cómo, a lo largo de todo el Viaje, se ensaña contra los bárbaros retablos y las monstruosas fachadas de Churriguera y su escuela. Para Ponz, el siglo XVI nos dio el arte más alto de toda nuestra historia. Estimaba, por antiguo y nacional, el arte de la Edad Media: la catedral de León es, por ejemplo, «una de las más gentiles y magníficas catedrales que en el estilo gótico puede verse» (y el término «gótico» no tiene el significado de «bárbaro», que tenía en la crítica inglesa de la época). La misma amplitud de criterio revelaba en sus juicios sobre pintura; por ejemplo, sostenía que los cuadros del Greco, a pesar de sus extravagancias, manifestaban «mucho espíritu, manejo de colores, inteligencia de luces, y otras cosas que con razón atraen la curiosidad».
Pero nuestro autor no se limitaba a las observaciones estrictamente artísticas: además de describir y medir minuciosamente todos los monumentos, explicaba la historia de los mismos. Siempre opera según la norma pragmática y progresista vigente en la época, cuando trata de la vinculación de las tierras, la despoblación, la falta de cultivos y la necesidad de caminos, puentes y árboles. Insiste en los temas propios de todo viajero: los caminos ásperos y difíciles y las posadas incómodas e inhospitalarias. Observa el campo, no como artista, sino como economista, lleno de nostalgia por el esplendor de antaño, y soñando, siempre, con proyectos para restaurar la antigua prosperidad. Algunos de los volúmenes del Viaje fueron traducidos al francés, italiano y al alemán.
El Viaje de Ponz es más que un libro: es una fecha en la historia de nuestra cultura. (Menéndez Pelayo)