[Valse triste]. Composición para orquesta del músico finlandés Jan Sibelius (1865-1957). Forma parte de la música escrita para el drama de Arvid Jarnefelt, Kuolema, inspirado en una leyenda que tiene su origen en los cuentos folklóricos de la vieja Finlandia.
El Vals comienza lentísimo, en la tonalidad de sol mayor, y tiene un carácter descriptivo. En la oscuridad de un mísero aposento, la madre, gravemente enferma, es atendida durante la noche por su hijo pequeño, que, vencido por el sueño, se duerme junto al lecho; dominada por el delirio de la fiebre, cruzan por su mente fantasmas que, mecidos por el movimiento rítmico, flotan en la fantasía de la moribunda: cree oír la música de un baile en el que la mujer es invitada a danzar con desconocidos; la melodía se anima en un fragmento de canto apasionado, que precede al paso al tono menor; alguien llama a la puerta, y cuando la música fantástica cesa, la madre fija sus ojos espantados en la nueva figura que allí aparece: es la Muerte.
La melodía, que ha recobrado el ritmo melancólico y misterioso, se diluye en un triste acorde en tono menor. El fragmento es una típica expresión de la música nórdica, en la que se fusionan armónicamente la languidez y la dulzura sombría de la raza oriental con el vigor y el color de la occidental. Como en toda la música de Sibelius, se encierran en el Vals triste rasgos de indudable encanto que reflejan la característica original del gran músico, el cual, libre de toda influencia rusa o germánica, crea ritmos y melodías que son típica expresión de su Finlandia.
G. Piccini