[Vagabondaggio]. Doce novelas cortas de Giovanni Verga (1840- 1922), publicadas en Florencia en 1887. Habían ya sido editadas todas en el transcurso de varios años, esparcidas en diferentes revistas. De ahí el carácter poco unitario del volumen, reflejo de un período de distintas experiencias artísticas.
Unas se mueven en un fondo siciliano más o menos esencial a su naturaleza: «Vagabundeo», odisea de un muchacho hastiado de inmovilidad a través de un mundo equívoco de pequeños nómadas, buhoneros, charlatanes, fulleros; «La agonía de un pueblo», sombrío cuadro de una multitud que huye o que implora ante el implacable avance de la lava; «Los del cólera», narración de una locura semejante a la de los «untadores» transportada fuera de la piadosa luz de Manzoni, en la penumbra donde avanza a tientas la ignorancia; «La huella del amor», el eterno drama de los celos y de la crueldad; «Nanni Volpe», la burla alegre del marido viejo que logra salvar de las insidias, tanto en vida como después de muerto, su honor y sus bienes.
Otras son más afines, por su contenido o por su tono, a las novelas de Por las calles (v.): «Un proceso» y «El bello Armando» desarrollan el tema de la incomprensión del juez hacia la doliente humanidad de los delincuentes y de los que viven al margen de la ley, pululando por los bajos fondos de las ciudades; «…y quien vive se contenta» ilumina con una sonrisa pensativa la ingenua buena voluntad de una muchacha decidida a hallar de nuevo la virginidad de su corazón para él nuevo prometido. En otras partes aparecen los hechos fantásticos en que, entre lo lúgubre y lo patético, se desliza la sonrisa de la burla hacia uno mismo («El día de los muertos», «Lacrymae rerum»). Por el contrario, preludian el tono de Don Candeloro y Cía. (v.): «El maestro de escuela» y «Artistas del engaño», historia de pequeños románticos y de pequeños ilusos ante los que la sonrisa del poeta se apaga, velándose de melancólica simpatía.
E. C. Valla