Tres Corales, César Franck

[Trois choráis]. Última obra escrita por César Franck (1822-1890), para órgano, en el año de su muerte. El primero, «Coral en mi mayor», une a la com­plejidad y singularidad de la concepción y del desarrollo un alto sentido lírico; el tema es expuesto tras seis períodos modulantes, todos en forma de «coral», distintos aunque homogéneos hasta el punto de que se pue­den considerar una melodía única para la que el tema sirve, en esta primera apari­ción, sencillamente de «coda».

Siguen tres amplias y elaboradas variaciones: en la pri­mera el tema consigue abrirse camino len­tamente en la trama de algunos de los perío­dos que lo precedieron en la exposición; en la segunda pronto llega a adquirir autori­dad sobre el desarrollo de las otras frases hasta que en la tercera, a través de varias modulaciones y una última y apremiante ascensión, logra el luminoso triunfo final en la tonalidad de «mi mayor». El segundo, «Coral en si menor», tiene un tono más austero; el tema, de una melodía espaciosa y férvida, resulta confiado al principio al bajo de pedal, más tarde continuado en re­gistros más altos y nuevamente confiado al bajo en una alternativa que se repite varias veces en el curso de la pieza. Un contra­punto rico y denso teje, sobre el tema o sobre fragmentos y derivaciones, una serie de combinaciones cada vez nuevas, de ma­nera que su largo peregrinar no tiene un instante de incertidumbre o cansancio. Ade­más, el desarrollo es animado continuamen­te por modulaciones cambiantes.

El tercero, «Coral en la menor», es el más sencillo y su belleza encuentra una más inme­diata comprensión: su tema, de carácter típicamente coral, en las primeras páginas se pone de manifiesto precedido y seguido por una breve fantasía preludiante a la ma­nera de Bach; tras una breve variación se entrega a los registros más altos donde se amplía hasta el final con toda su plenitud canora, sostenido por sencillos arpegios. Como en todas las demás obras, especial­mente del último período, también en estos tres corales César Franck supo fundir la profunda sabiduría formal y el gusto armó­nico intensamente cromático, con el fervor lírico. Además, su fuerte experiencia de organista le permitió dar al instrumento los más delicados y vigorosos efectos tímbricos y dinámicos.

Y si el coral de Bach y la gran «variación» beethoveniana confluyen en esta música, el fermento religioso del primer coral, el apasionado lenguaje del tercero, completamente romántico, que interroga y casi implora las intimidades reflexivas y matizadas de sombras dolorosas del segundo y el sentido de una coralidad dulce y apenada, casi de multitud femenina arrodillada, que brota aquí y allá y se revela especial­mente en el tercer coral, dan a estas obras la huella personal y el encanto del gran arte instrumental. G. Graziosi