Son las más antiguas comedias de ambiente y argumento romanos que conocieron los latinos y de las cuales se han conservado algunos fragmentos.
Compuestas por Titinio (siglo II a. de C.), recibieron este nombre por la toga, vestido nacional de los romanos, por contraposición a la túnica griega; presentaban en escena asuntos de la vida pequeño-burguesa, y como no solían presentar otros personajes que mercaderes, artesanos, provincianos y campesinos, su ambiente era el de los pequeños comercios y las modestas industrias caseras; de donde nació el nombre de «tabernaria», dado como epíteto despectivo a este tipo de composición teatral. Una quincena de títulos y ciento ochenta versos es cuanto nos queda de estas comedias, que llegaron a hacerse famosas por la pintura de los caracteres, por la vivacidad escénica necesaria para mantener en pie una intriga no muy original.
Predominaban los tipos femeninos: La hermana gemela, La hija póstuma, La abogada, La hijastra, La flautista, La mujer de Ferentino, La mujer de Seda, La mujer de Velletri; contra un número menor de tipos masculinos: Quinto, El cornudo, El dego, El jardinero, El patizambo, Los lavanderos. A diferencia de las Togadas (v.) de Afranio, estas de Titinio no cuidaban la delicadeza de los sentimientos ni el refinamiento de los caracteres. Las expresiones toscas y deliberadamente plebeyas señalaban claramente el partido en que militaba el poeta por sus simpatías políticas: contra los simpatizantes con el extranjero y en favor de los puros y sencillos valores nacionales y tradicionales de la romanidad.
F. Della Corte
Fue el mus antiguo y el más genuino autor de «togadas», que escribió cuando la «togada» surgía como una reacción nacional contra el helenismo, que se enseñoreaba del teatro; y esta reacción pudo mostrarla él mediante el rudo donaire indígena de sus personajes, contrapuesto a la delicadeza a veces insípida de los personajes terendanos. (C. Marchesi)