Con este título se designan dos fragmentos épicos de Wolfram von Eschenbach (hacia 1170-1220), en ciento setenta cuartetas, en antiguo medio alemán.
Según la voluntad testamentaria del anciano rey del Graal, Titurel, y de la misma dinastía del Graal, los dos jóvenes Sigune y Schionatulander, presos de «jugendlicher Minne» (amor juvenil), se confiesan su amor. Sin embargo Sigune, como mujer ducha en galanterías y leyes de cortesía, promete corresponder al amor de su dulce amigo cuando éste le haya rendido honor con luchas caballerescas, ganándose en ellas el premio de la victoria. Por otro lado le asegura que «arderán las aguas antes que se desvanezca su amor». Se aman ambos ardientemente; Schionatulander lo confiesa al anciano Gahmuret, experto en cosas de amor, y Sigune lo confiesa a su tía Herzeloyde. Pero hay que guardar las formas caballerescas, y el joven caballero enamorado debe ganar a la dama de su corazón en combate. En el segundo fragmento ella captura un perro que lleva en su bozal una escritura que la dama interpreta como «Gardeviaz», es decir, el nombre del perro. A pesar de que esta palabra contenga una clara amonestación, es decir «Guárdate de las huellas», ella empuja a su amigo a que persiga «al perro que acaba de escapársele.
Durante esta peligrosa persecución, Schionatulander encontrará la muerte, aunque el fragmento se interrumpe antes de acontecer esto. En cambio, en la obra principal de Wolfram, es decir, el Parcival (v. Perceval), encontramos a Sigune con su amante muerto en sus brazos, y así nos enteramos de lo que le sucedió a la infeliz pareja.
M. Pensa