[Soliloquies in England and later soliloquies]. George Santayana (1863-1952), filósofo norteamericano de origen español, recogió con este título algunas meditaciones suscitadas principalmente por los acontecimientos de la guerra y de la inmediata postguerra. Publicados en 1922, en el período más floreciente de la actividad literaria del autor, los Soliloquios, unidos a los Diálogos en el Limbo (v.) ya El último Puritano (v.), constituyen, a pesar de su carácter fragmentario, la parte mejor de la producción de Santayana. Se trata de artículos de diversas clases y de los contenidos más diversos — la guerra y los presentes horrores no son más que el motivo inmediato que guía al filósofo para viajar libremente por los campos de la filosofía y del pensamiento —, ligados todos por el hilo aparentemente tenue, pero tenaz, dé la poesía, que es el mayor mérito del autor, y que aquí sobre todo se manifiesta pura, libre de cualquier preocupación de carácter estructural o esquemático.
En el primer trozo «Atmósfera», filosófico en sustancia, pero tratado sin esfuerzo ni preocupaciones formales, sentimos que el filósofo se ha liberado de los vínculos demasiado estrechos que le unían a la tradición pragmatista, a la escuela de James y de Roy ce. La atmósfera física del planeta ciega los ojos del hombre de la misma manera que la atmósfera mental de la ignorancia y del error, en la que se vive, llena de nieblas su cerebro sin dejarle ver la realidad. El hombre en general ignora y menosprecia la verdad, de la misma manera que ignora y menosprecia las estrellas, fragmento de la realidad que la ciencia investiga en su busca de la verdad. En este tono se desenvuelven muchos otros coloquios, entre los cuales son particularmente notables «A la puerta del cielo», en el que el tema, tan caro al poeta, de la íntima distinción entre esencia y existencia es tratado con excepcional finura artística; «Luces y sombras», indudablemente el más profundo, que trata de la relatividad de todos los puntos de vista, basándose en muchos elementos contrastantes, que todos existen en función o en derivación de su opuesto: la luz, de la obscuridad; la mente, del objeto pensado; la naturaleza, de la materia; «Dickens», ensayo crítico de muy distinto género, que define la posición del gran escritor inglés en forma verdaderamente nueva y original.
Mérito esencial de la obra es su método, que no es alegórico, sino que constituye una delicada fusión poética a la vez literal y figurativa, concebida y concretada en una filosofía en la que todo es al mismo tiempo poético y concreto. No es el último de los méritos de la obra su estilo, particularmente límpido y fluido, que, por lo demás, constituye uno de los grandes atractivos de Santayana; estilo rico en metáforas, e impregnado de rica y profunda vena poética.
B. Schick