Novela del escritor argentino Eugenio Cambaceres (1843-1889), publicada en 1885. Refleja la visión «negra» de la vida, propia del naturalismo finisecular, pero adaptada a las condiciones primitivas de la vida rural argentina de la época. Andrés es un estanciero de gran fortuna, a quien el exceso de medios, facilidades y lecturas nihilistas hace andar «sin rumbo» por la vida. Tiene amores con Donata, la hija de un puestero, pero pronto se cansa de ella; la deja embarazada, y vuelve a la ciudad. Juega sumas considerables, que comprometen su patrimonio; vive públicamente con una cantante italiana. Nuevamente le sobreviene la saciedad y, con ella, el deseo frenético de volver al campo, de buscar al hijo que Donata le había anunciado. Antes, era el contraste entre su refinamiento literario y el mundo primitivo del campo; ahora, choca con el rudimentario mundo moral de la gente que trata en la ciudad. Donata ha muerto, al nacer Andrea. El autor nos hace asistir a la transformación de Andrés, consagrado a su hija, quien ha revelado al nihilista sin rumbo el secreto de la vida.
Transcurren dos años; su situación económica se va componiendo. Pero Andrea enferma de difteria. Y sobreviene el desastre. Bajo la lluvia ininterrumpida, las- ovejas, recién esquiladas, enferman o se ahogan. Son infructuosas las leguas y leguas que ha recorrido el médico desde el pueblo más próximo: Andrea muere. Y Andrés se mata. El interés actual de esta obra radica en la tremenda realidad americana que presenta: el imperio de la naturaleza, de las fuerzas elementales y del desastre final, pese a todo lo que el hombre elabora o construye para protegerse, acentuado por el simbolismo de la vuelta al campo de Andrés, al campo que le rechaza. Cambaceres es uno de los primeros escritores argentinos consagrados a describir faenas rurales y tipos campesinos.
E. F. Rubens
Iguala en su género a los mejores pasajes descriptivos de B. Lynch y de Güiraldes. (C. A. Leumann)