Obra del famoso secretario traidor a Felipe II, Antonio Pérez (1540-1611), escrita en el destierro y publicada por primera vez en París en 1598. Compuesta con el deseo de justificar su conducta y de poder regresar a España, para recuperar su ventajosa situación anterior, contribuyó muy pronto a alimentar la leyenda negra antifilipista.
Por su dicción castiza y su estilo sentencioso, alcanzaron las Relaciones un gran éxito literario, mientras la habilidad del autor para presentar las cosas a su modo y conveniencia, perjudicó mucho, en la mentalidad europea, la correcta comprensión de la España de la segunda mitad del siglo XVI. Los adversarios de Felipe II han encontrado en esta obra de Antonio Pérez un material inagotable para sus lucubraciones. A excepción de algunas noticias complementarias, la parte autobiográfica se limita al período 1579-1591, es decir, al de sus persecuciones, desde el arresto a sus andanzas por tierras aragonesas, preludio de su fuga a Bearne, Francia e Inglaterra. Faltan, en cambio, detalles sobre su vida de desterrado político, sustituidos por un conjunto de lucubraciones sobre el contenido de los fueros aragoneses y su supuesta infracción por el monarca cuando decidió el envío del ejército de represión al mando de Alonso de Vargas. Pérez se esfuerza por hacer patentes sus dotes de estadista, mientras sus puntos de vista están inspirados en un modelo clásico: Tácito.
La obra está dedicada, por motivos de gratitud, al rey de Francia, Enrique IV, y al Pontífice y Sacro Colegio Cardenalicio, con la pretensión de que obtuvieran el correspondiente permiso del duque de Lerma, valido del rey Felipe III, para que Pérez pudiera regresar a España. Como apéndice figura el alegato que el autor dirigió al tribunal del Justicia Mayor de Aragón, que tiene un marcado interés autobiográfico.
J. Regla