Memoria Sobre la Fermentación del Ácido Tartárico, Louis Pasteur

[Mémoire sur la fermentation de l’acide tartrique]. Ensayo de Louis Pasteur (1822-1895), célebre por­que señala el comienzo de una serie de in­vestigaciones sobre los microbios o micro­organismos, a las que está ligada la fama de este hombre de ciencia. Exponiendo los experimentos hechos en Estrasburgo desde 1848 a 1853, Pasteur demuestra que deter­minadas propiedades ópticas de los crista­les de los ácidos tartáricos son producto de la estructura de las moléculas de los ácidos mismos (esto es, de la distribución de los átomos en las moléculas).

Este descubri­miento es puesto por él en relación con un proceso de fermentación que conduce a la transformación del ácido paratartárico (de estructura molecular compleja) en ácido tartárico «levógiro» (de estructura mo­lecular levógira), llegando así a descubrir que esa transformación es debida a la ac­tividad de un microorganismo, el «Penicillum glaucum», que se desarrolla a expen­sas del ácido tartárico dextrógiro. Con es­tas investigaciones llevadas a cabo con genialidad y método impecable, Pasteur abrió el camino a las investigaciones sobre la fermentación de la cerveza, del vino y del vinagre, y estableció definitivamente que la fermentación, en los casos estudiados y en muchos más, es debida a la actividad de microorganismos específicos, que operan transformaciones químicas en el medio de que se nutren. Esta teoría quimicobiológica de la fermentación ha experimentado hoy, con nuevos descubrimientos, algunas mo­dificaciones; pero, en sus líneas esenciales, permanece ligada a los descubrimientos de Pasteur. El cual, precisamente por el es­tudio de la fermentación del ácido tartá­rico, llegó al descubrimiento de varios gér­menes patógenos (del carbunclo, de la fie­bre puerperal, del mal rojo de los cerdos) y a la resolución terapéutica del problema de la rabia, dejando huellas indelebles en la biología general y especialmente en la patología.

C. Barigozzi