[Rasskaz o semi povesennych]. Cuento de Leónidas Andreiev (Leonid Nicolaevic Andreev, 1871-1919) , escrito en 1908, a raíz de una ejecución en masa de terroristas. Andreiev es un representante de aquel pesimismo sombrío que caracteriza la obra de los principales escritores rusos de fines del siglo XIX, como Chejov, Arcybasev y Gorki; pero su sensibilidad agria la melancolía de su obra con una obsesionada desesperación.
El cuento describe el breve encarcelamiento de cinco terroristas, que junto con dos criminales sentenciados por delitos comunes, esperan ser ajusticiados. Mientras el ministro que debía haber muerto en el atentado, pasa una noche de insomnios atormentado por la idea de la muerte de la que por casualidad había escapado, los cinco terroristas que intentaron el atentado tratan de hacer el balance de sus respectivas vidas. Tania sufre, pero solamente por la suerte de sus compañeros; Musia, la otra mujer del grupo, se siente, en cambio, exaltada por la belleza del sacrificio realizado: para ella, la muerte no es sino la coronación de su sueño. El joven Sergio pretende ahuyentar, con la gimnasia y el ayuno, el miedo, que no él, sino su cuerpo experimenta; Vasili es el único que verdaderamente se conmueve y teme enloquecer: el miedo lo ha matado antes que la horca. Verner, el frío razonador, halla en la muerte inminente la fe en la vida que, en contacto con la mezquindad humana, había perdido.
Después de separarse de sus padres, llegados para despedirse de él, tiene lugar la ejecución. Los cinco idealistas, confortados y estimulados por Verner, quien con una muerte hermosa quiere dar un sentido a la empresa que parece haber fallado, se disponen animosos, aceptando también como hermanos a los dos delincuentes con quienes comparten la suerte, y en aquella hora extraña y suprema tienen la impresión de vivir una vida que nunca puede acabar, porque es demasiado bella. El pesimismo de Andreiev se convierte entonces en un desorbitado canto de fe y de esperanza, con el que un mundo próximo a la catástrofe intenta alcanzar a cualquier precio su luz.
G. Kraisky