Los Cuatro Libros de Arquitectura, Andrea Palladio

[I quattro libri dell’ architettura]. Tratado de Andrea Palladio (1508-1580), pu­blicado en Venecia en 1570. Desde su pró­logo, el autor reconoce en los monumentos antiguos un insuperable modelo; se apoya en Vitrubio y menciona a menudo a León Battista Alberti. La obra teórica de Palladio — que fue en la práctica de la arquitectura uno de los mayores y más personales artis­tas del XVI — se informa por lo tanto en principios severamente clásicos, basados en la convicción de que la verdadera arquitec­tura se funda sobre reglas precisas y sus­ceptibles de enseñanza: «Las medidas de los antiguos edificios deben ser expuestas como modelo, siguiendo el cual se podrá satisfacer la aspiración clásica a un general florecimiento de la verdadera arquitectura» (Schlosser). Animan, sin embargo, el tra­tado las frecuentes referencias a la amplia actividad constructiva del autor, cuya fun­damental novedad ignora él mismo: la de — haber dado a las formas clásicas acentos pictóricos venecianos.

La obra recuerda a Vitrubio particularmente en el primer libro, donde trata de los materiales de construc­ción y, en general, de las exigencias de toda buena arquitectura. El segundo libro lo de­dica a las construcciones particulares, con numerosas referencias a las quintas y pa­lacios construidos por Palladio (como la Rotonda, cerca de Vicenza); con vivo inte­rés se alude a las moradas de los antiguos. El tercer libro, que trata de la construcción regular de la ciudad, contiene normas de urbanística antigua y moderna. Hay dibu­jos de puentes de piedra y madera de la edad clásica (los de César sobre el Rin), y de otros contemporáneos. Pálladio trata luego de las basílicas antiguas y modernas, presentando también la suya, de Vicenza, «entre las mayores y más bellas que se hi­cieron desde los antiguos tiempos hasta aho­ra». El cuarto libro, finalmente, describe y representa los templos antiguos. Aquí el autor se sirvió no solamente de Vitrubio, sino también de la gran cantidad de bo­cetos tomados por él mismo sobre los mo­numentos antiguos; domina la parte ilustra­tiva. El tratado despertó un gran interés entre los contemporáneos y en épocas suce­sivas, especialmente en Inglaterra.

C. Selvelli