[Arcana naturae detecta; sive Epistolae ad Societatem Regiam Anglicarn scriptae]. Este escrito de Antony van Leeuwenhoeck (1632-1723), aparecido en 1695, agrupa un conjunto de observaciones microscópicas efectuadas por el autor con los sistemas ópticos de aumento fabricados por él mismo; la obra no es un trabajo sistemático sino una serie de observaciones dispares, llevadas con sagacidad. La relación escrita de la observación es interesante y ágil, denotando ingenio agudo y excepcional espíritu de observación, sin que refleje verdadera genialidad de investigador. En efecto, va en busca del nuevo mundo invisible, sin conseguir una nueva concepción general de los seres vivientes microscópicos. Por ejemplo, describe los infusorios pero se detiene en el dato de la observación y no piensa por ello en ampliar los esquemas de la clasificación de los animales conocidos entonces.
La forma de comunicación de resultados científicos, hecha por un investigador privado que vivía en Holanda a una Sociedad inglesa de doctos recién fundada entonces, y que adquirió importancia capital (la «Royal Society»), es un testimonio históricamente muy notable de un feliz período en que se afirmó el método experimental y se cultivaron las relaciones culturales entre distintos. países. Las observaciones de Leeuwenhoeck se refieren a diversos hechos biológicos y no biológicos: no había objeto ni ser pequeño que no colocase bajo el microscopio y que no le gustase describir, y se le puede reconocer como el primero que vio y describió el movimiento de la sangre en los vasos, y a los espermatozoos en el líquido seminal. La influencia que su viva actividad ejerció sobre sus contemporáneos fue intensa. Hoy su importancia es únicamente histórica y está considerado como el fundador de la observación de los microbios vivos.
C. Barigozzi