Comedia en tres actos y en verso de Lope Félix de Vega Carpió (1562-1635), escrita en 1634. Belisa es una joven «bizarra», es decir, extravagante, inspirada y elegante al mismo tiempo, que lucha con la bella Lucinda para quitarle al fatal aragonés don Juan de Cardona. La guerra se lleva a cabo con garras de terciopelo, de modo que el conflicto entre los egoísmos y su consiguiente inmoralidad se disimulan hábilmente tras la pantalla suntuosa y brillante de la vida cortesana de Madrid en tiempos de Felipe IV. Belisa gana al fin la batalla porque, a la elegancia y belleza, que su rival posee lo mismo que ella, une una brizna de extravagancia que introduce en la trama, además de lo imprevisto dramáticamente precioso, una nota casi romántica: la actitud y el defecto se convierten de ese modo en elemento positivo, casi un substituto de la virtud. Otras comedias de Lope tienen una intriga más inspirada, otras presentan caracteres mejor delineados, pero ésta, a través de su tenue intriga y su desfile de personajes convencionales, evoca mejor que ninguna otra el color del siglo, el perfume de una civilización tanto más preciosa cuanto más artificiosa. Con mirada maliciosa y con sensibilidad realista, Lope penetra en un mundo espiritual cuyas remotas profundidades deja entrever indirectamente. Aquí a través de los personajes, hablan las cosas; y las cosas están captadas benévolamente con indulgente ironía. Las bizarrías de Belisa es una de las últimas comedias de Lope; Be- lisa, dirigiéndose al público en la despedida de ritual, dice: «…el poeta / que ya las musas dejaba, / con deseo de serviros, / volvió esta vez a llamarlas / para que no le olvidéis». Place imaginar que la superior categoría de la comedia y su excepcional fuerza de evocación se deben, en gran parte, a que Lope, al escribirla, intuía oscuramente que el mundo en el cual se basaba estaba en su ocaso o al menos estaba a punto de morir para él.
A. R. Ferrarin