[Žizn’ Klima Samgina]. Novela de Máximo Gorki (Maksim Gor’kij, ps. de Aleksej Maksimowic Peskov. 1868-1937), editada numerosas veces desde 1932. Lleva como subtítulo «Cuarenta años» y abarca, en realidad, como una gran crónica, todo el período histórico comprendido entre 1880 y 1920, durante el cual se desenvuelve la vida del escritor.
Es la más amplia de las obras narrativas de Gorki e incluso la orientación y el tono son característicos de la crónica. Novela, en cuanto es novela la vida de un hombre o mejor de una generación, cuyos acontecimientos personales y familiares son presentados estrechamente enlazados con los sociales, económicos y políticos de la época en que se desarrollan. La vida del protagonista podría ser considerada casi como un pretexto para reconstruir la gran visión de una época, como la indicada, de tan enorme importancia para Rusia, tomando como principio la reacción de Alejandro III, para llegar hasta los primeros años del régimen bolchevique. Klim Samgin es casi un hombre cualquiera, sin grandes acontecimientos, sin sacudidas espirituales.
Cierto es que procura llegar a poseer una individualidad original, pero esta originalidad es más bien ilusoria que real. Podría llegar a ser miembro de la Duma, pero su propia mujer le dice que no es cosa para él; trabaja, pero su trabajo casi no le reporta utilidad, y así sucesivamente. El interés del libro se separa del protagonista, mientras que en primer plano, y no sin una deliberada parcialidad, aparecen cada vez más los acontecimientos sociales. Entre éstos está la afirmación lenta pero continua del marxismo, inconscientemente apoyada por el mismo gobierno de Alejandro III que, para vengar el asesinato de Alejandro II, aplasta el movimiento de los «populistas» («narodniki»), románticos e idealistas y poco aptos para la acción, pero genuino producto de la tierra rusa y adversarios por sus teorías y por sus métodos de los marxistas prácticos y realistas. Junto al desenvolvimiento del marxismo vemos el movimiento del cristianismo racionalista de Tolstoi y la pasajera afirmación de una clase intelectual individualista, basada en la decadente psicología de la Europa occidental en la misma época.
Se suceden unos tipos tras otros, tomados de la realidad o imaginarios, pero cada uno con su mentalidad y su filosofía, como instrumentos de que el escritor se sirve para mostrar cómo los hombres se dividen demasiado categóricamente en racionalistas e instintivos, y cómo el ideal sería la síntesis de los dos tipos (racionalista y héroe a la vez). En la novela, fruto de varios años de trabajo, aparece más evidente que en otras obras el característico defecto del Gorki maduro: la excesiva función atribuida al razonamiento en perjuicio de la acción; los personajes aparecen con frecuencia tan sólo para enunciar una verdad o pseudoverdad y desaparecen; asimismo largos diálogos y numerosos episodios tienen la misma función un poco artificiosa. Por su grandiosa construcción, la obra, sin embargo, figura entre las más representativas del escritor y del esfuerzo que él realizó, también en sus últimas producciones teatrales, para reconstruir con un mismo tono gris el pasado y poner así de relieve las conquistas del régimen soviético.
E. Lo Gatto