Próspero, duque de Milán, más interesado en los libros y en la magia que en el ducado, es depuesto por su hermano Antonio. Tras ser embarcado en un bote con su hija Miranda, arriba a una isla habitada por Calibán, hijo de una bruja, y por algunos espíritus, entre los que se encuentra Ariel.
Próspero somete a todos a su servicio. Doce años después, hace naufragar con sus artes mágicas en las proximidades de la isla una nave que transportaba a Alonso, rey de Nápoles, con su hijo Fernando y su séquito, además de a Antonio, el hermano de Próspero. Consiguen alcanzar todos la isla, pero Fernando se queda aislado de sus compañeros: encuentra a Miranda y los dos jóvenes se enamoran a primera vista según el plan de Próspero, que mediante un encantamiento lo hace su esclavo.
Mientras tanto Ariel, por orden de su amo, aterroriza a Antonio y a Alonso, los cuales se arrepienten de sus fechorías. Entonces, Próspero libera a Fernando del sortilegio y le da como esposa a Miranda; perdona a su hermano a condición de que le restituya el ducado y a su vez devuelve a Fernando a su padre. Por último, tras haber renunciado a la magia, libera a Ariel y zarpa para Italia, dejando a Caliban dueño y señor de la isla.