Epigramas de Merlin Cocaio

Incluidos en las famosas Macarroneas (v.) con la Zanitonella (v.), el Baldo (v.) y la Mosqueida (v.) de Merlin Cocaio (Teofilo Folengo, 1491-1544), sufrieron numerosas mo­dificaciones desde la segunda redacción de las Macarroneas (1521), donde fueron publi­cados por primera vez, a la definitiva, pos­tuma (1552).

Tienen un cierto interés por unas narraciones, agudezas y donaires, y, sobre todo, por unas cartas que se suponen cambiadas entre algunos personajes del Baldo. El conjunto tiene un tono ocasional, pero no se vale tan sólo de chanzas u ocu­rrencias caricaturescas. Son notables por una vivacidad descriptiva que oculta un sentimiento profundamente humano y hasta elegiaco, los epigramas sobre las estaciones y aquel sobre el lago de Garda, tan querido por el poeta. Por este orden más lineal tomarán en su redacción definitiva el títu­lo de Algunos epigramas [Quaedam epigrammata]. Hay que tener presente que Folengo, aun suprimiendo en las dos últi­mas redacciones todo lo que podía parecer exageradamente satírico o vulgar, quiso es­pecialmente conservar esta especie de apén­dice por su finura y por su agilidad des­criptiva.

C. Cordié