[Critical and Historial Essays]. Obra del historiador inglés Thomas Babington Macaulay (1800-1859). Publicados desde 1825 en adelante a lo largo casi de 20 años en la «Edinburgh Review», y recogidos en volumen en 1843, estos veintisiete ensayos se agrupan según sus temas en: «Ensayos de historia inglesa» [Hallam, Burleiah and his Times, John Hampden, Milton, Sir William Temple, Sir James Mackintosh, Horace Walpole, William Pitt, The Earl of Chatham, Lord Clive, Warren Hastings, abrazando todo el panorama histórico desde el tiempo de Elizabeth hasta los últimos años del reinado de Jorge III]; «Ensayos de historia no inglesa» [Macchiavelli, Von Ranke, War of the Succession in Spain, Frederic the Great]; «Ensayos sobre controversias políticas» [Southey’s Colloquies, Civil Disabilities of the Jews, Gladstone on Church and State], y «Ensayos de crítica literaria» [Lord Bacon, John Bunyan, Leigh Hunt, The Life and Writings of Addison, Samuel Johnson, Madame d’Arblay, Moore’s Life of Byron, Mr. Robert Montgomery].
Macaulay, con un procedimiento que después se hará común en la crítica moderna, parte de la publicación de estudios sobre determinados personajes para desarrollar y fijar sus ideas sobre acontecimientos y períodos relacionados con aquellos, imprimiendo a ese género, de origen típicamente inglés, las características de su forma mentís, lo cual confiere a sus diversos escritos, a pesar de excesos y defectos, una fisonomía decididamente personal. Más con tono de historiador que con método verdaderamente historiográfico se inspira . en la moral de su tiempo, revelándose, sin sospecharlo, como auténtico representante de la época victoriana, con la ingenua seguridad de que sus propias maneras de ver y sus ideales, restringidos y partidistas, son la esencia y el colmo de una objetividad absoluta.
Llenos por esto de errores de hecho y de juicio, algo ampuloso con su tendencia a convencer y educar, monótonos tal vez en su ritmo sintáctico fiel a los recursos oratorios, privados de toda profundidad y disposición para una síntesis filosófica o finura estética, estos ensayos no tienen verdadero valor científico; pero la claridad de su exposición, la riqueza de su vocabulario, su tono a menudo polémico y satírico, sazonado por un mesurado «humour», la selección de pormenores pintorescos, que evocan, magistralmente épocas y ambientes, la vehemencia en la defensa y en el ataque y una indiscutible buena fe, hacen atractivas y singularmente poderosas muchas páginas suyas, como aquellas (ciertamente las mejores) sobre Lord Clive, que puso las bases del Imperio Británico en la India y cuyas hazañas y aventuras en alternancias de gloria y desgracia apasionan a Macaulay, revelándose como vehemente abogado, y otras sobre lord Hastings, primer gobernador inglés de Bengala. Hoy es también considerado como interesante en cuanto documento de su época el citado ensayo sobre las teorías de Gladstone a propósito de la controversia entre el Estado y la Iglesia; y por cierta visión suya más moderna, es célebre la defensa que Macaulay hace de Maquiavelo contra la fácil denigración de que lo hacían objeto los puritanos ingleses sosteniendo que «pocos escritos como los de Maquiavelo, muestran tanta elevación de sentimientos, un celo tan puro y ardiente por el bien público, un tan justo concepto de los derechos y deberes de los ciudadanos».
Sus ensayos literarios, aunque a menudo limitados por prejuicios morales como aquellos sobre las obras dramáticas de la Restauración («Leigh Hunt, la obra dramática de Wicherley, Congreve, Vanbrugh y Farquahr, con notas bibliográficas y críticas») seducen por el vivo relieve de sus retratos, sus pormenores biográficos, y divagaciones, y completan la fisonomía de estos escritos que, por la amplitud de su desarrollo y la abundancia de su vena narrativa, siguen figurando con derecho entre los ejemplos más ilustres de la ensayística inglesa. [Traducción de M. Juderías Bender con los títulos Estudios históricos (Madrid, 1901); Estudios literarios (Madrid, 1903); Estudios biográficos (Madrid, 1906 y 1914); Estudios críticos (Madrid, 1907 y 1916) y Estudios de política y literatura (Madrid, 1908)].
D. Pasolini
Esta obra de crítica, esta corriente inmensa y arrolladora de pensamientos de juicios, de ideas y de hechos, esta enorme masa de erudición histórica, hace pensar en el Juicio universal en que toda disparidad de ingenio, temperamento, categoría social y posición, desaparece delante de la mera apreciación de las virtudes y de los vicios, en que no habrá más que un juez único para justos y pecadores. (Taine)
Cada vez que escribe sobre el puro arte poético — como, por ejemplo, en su ensayo sobre Byron— da la impresión de navegar en alta mar; y su carencia de sensibilidad resalta con penosa evidencia. Verdadero producto de su época, sentía para el arte una profunda’ desconfianza que a veces llegaba a ser casi auténtico odio. (Strachey)