[Saggio sulla filosofía delle lingue]. Obra de Melchiorre Cesarotti (1730- 1808), publicada en 1785. Es una de las obras más importantes en materia de lenguaje que se publicaron en Italia en el siglo XVIII, especialmente por haber liberado la cuestión del lenguaje de muchos prejuicios, llevándolo de una manera decidida hacia el criterio de la lengua hablada, que dominó en el siglo XIX, especialmente gracias a Manzoni.
Según Cesarotti, «la lengua escrita debe considerarse como la conclusión y la perfección de la hablada», pero no «debe recibir la ley absolutamente del empleo vulgar del pueblo» y «en la elección de las palabras y expresiones tampoco debe adherirse ciegamente al uso de los escritores aprobados, ni tomar como ley lo de no alejarse de su ejemplo…». Cesarotti propone que la lengua escrita tenga: «como base el uso, como consejero el ejemplo y como directiva la razón». Estas facultades las guiará la filosofía, la erudición y el gusto. Estudia luego la formación de los vocablos, hecha por onomatopeya con los objetos denominadles y modificada con la traslación, composición, aposición y derivación.
De aquí Cesarotti pasa a la estructura gramatical y lógica de los lenguajes, reconociendo también a ésta un derecho de evolución y afirmando que «no siempre donde reina la diversidad del uso, el escritor deberá profesar la mayor exactitud de la sintaxis, sino que a veces hará muy bien en sacrificarla o a la conveniencia del ritmo, o a la energía u otras calidades del estilo». Con audacia innovadora sostiene que es el gusto la guía más segura de la elegancia lingüística; Cesarotti, de este modo, antepone prerrománticamente el criterio estético a cualquier otro de índole racional y tradicional. Por fin considera los criterios seguidos por la Academia de la Crusca en la compilación de su diccionario, que tuvo en cuenta solamente a los escritores tosca- nos del siglo XIV.
Por ello Cesarotti lo juzga demasiado limitado y propone un diccionario más adecuado a las exigencias lingüísticas de la más compleja vida italiana moderna, obra que, opina, «podría compilar una Asociación cultural o un Consejo itálico». Con esta propuesta concluye el ensayo que, en la nueva edición de 1788, fue aumentado con el «Ragionamento al l’Arcadia» (v. Ensayo sobre la filosofía del gusto) y que suscitó unas cuantas polémicas y mucha admiración y elogios.
S. Spellanson