[The Vicar of Wakefield]. Novela de Oliver Goldsmith (1728-1774), escrita en 1761-62 y publicada en 1766. La narración la hace el reverendo doctor Primrose (v.), el noble y caritativo vicario, campeón de la monogamia; y la impresión general que se saca de la novela es la del idilio de una afable familia que, gracias al afecto recíproco de sus miembros, consigue hacer frente a los golpes de la adversa fortuna.
La mujer del vicario, Débora (Deborah), está orgullosa de su casa y de sus hijos generosos, crédulos e inocentes: cuatro hijos y dos hijas, Olivia y Sofía (Sophia). El idilio doméstico queda interrumpido por una continua sucesión de aventuras. En primer término el vicario pierde su patrimonio confiado a un comerciante que quiebra; luego el señor Thornhill, patrono del beneficio donde el vicario está instalado, seduce a su hija Olivia; y cuando el padre lleva de nuevo al hogar a la hija que lo había abandonado, encuentra que la casa ha sido destruida por el fuego; aún más, Thornhill hace llevar a la prisión, por deudas, al vicario, y en la prisión acaba también Jorge (George) Primrose, que desafía en duelo al seductor de su hermana. La otra hija del vicario, Sofía, es raptada por un desconocido salteador en una silla de posta, y a Olivia, que después de haber sido abandonada no ha hecho más que consumirse, se la da por muerta.
El vicario soporta este cúmulo de desgracias con ejemplar resignación. Mr. Burchell, gentilhombre medio arruinado, de buen corazón, pero extravagante, que se ha hecho amigo de la familia con ocasión de su traslado al nuevo beneficio, le visita con frecuencia y le da consejos acerca de la colocación de sus hijas, consejos que, aunque sabios, son considerados inadmisibles por la ambiciosa señora Primrose. Esto conduce a una situación confusa: el amigo se hace sospechoso de ser el seductor de Olivia. Afortunadamente termina yendo en socorro de Sofía, creciendo así en la estima de la joven. Pero he aquí que la rueda de la Fortuna se vuelve en favor de la familia del vicario, con la misma mecánica puntualidad con que antes había sido adversa: se descubre que Burchell no es otro que el benévolo sir Guillermo (William) Thornhill, tío del señorito.
La bribonada de este último queda plenamente descubierta; pues aparece responsable también del rapto de Sofía. Todo termina de la mejor manera. Sir Guillermo se casa con Sofía; se descubre que Olivia no murió y que su matrimonio es válido a los efectos de la ley. El vicario recupera los bienes perdidos, y Jorge se casa con la jovencita que él ama, de la que había estado separado por las aventuras del padre. En la intención original de Goldsmith, la novela no debía ser un idilio serio, sino un idilio cómico, una sátira del optimismo sentimental, aquel mismo optimismo que Voltaire había introducido en el personaje de Pangloss (v.): el vicario, precisamente, tenía que ser el tipo del optimista ciego a la verdadera naturaleza del mundo, y de espaldas a la vida; en contraste con él, Mr. Burchell, el previsor que por la experiencia ha aprendido a ver el mundo como es. Pero Goldsmith no era de condición para actuar en un plano de novela irónica; en el curso de la composición cedió a los mismos rasgos sentimentales que quería poner en burla.
Y la novela toma así el colorido sentimental-didáctico revelado en los mismos titulares de los capítulos («Aparentes deshonras pueden ser reales fortunas», etc.). Famosa la pequeña poesía contenida en la novela: «Cuando una linda mujer se envilece hasta la locura, y descubre, harto tarde, que los hombres traicionan» («When lovely woman stoops to folly, And finds, too late, that men betray»). Esta novela es una síntesis de los temas y modos de los otros grandes novelistas ingleses del siglo XVIII: como en Samuel Richardson (1689-1761) se insiste sobre el motivo de la doncella perseguida por un seductor, si bien le falta el rigor puritano de Richardson; como en Henry Fielding (1707-1754), las peripecias tienden a veces hacia lo picaresco, pero les falta la franca comicidad de Fielding, mientras la vena humorística es menos sutil que en Laurence Sterne (1713-1768); como en Fielding y en Tobías Smollett (1721-1771), los incidentes están por lo general tomados de la vida del autor, por lo que todo el ambiente es el de esta vida, con su despreocupación en exponerse a los golpes de la suerte, con su alegre resignación para soportarlos. La novela burguesa sentimental de Goldsmith, deliciosa y bella égloga doméstica, alcanzó un extraordinario éxito. [Trad. española de José María Domínguez (Nueva York, 1825); de Antonio Bergnes y Ladislao de Castro (Barcelona, 1833); de Felipe Villaverde (Madrid, 1919) y de Luis Jordá (Barcelona, 1943)].
M. Praz
Es una elegía en prosa, un poco recargada -por la superabundancia de frases demasiado eruditas, pero de fondo rural como un cuadro de la escuela flamenca; las figuras son vulgares, la ingenuidad cómica y la marmita humeante domina el conjunto. Pero toda esta buena gente es tan reposada, tan feliz con su mediocre existencia pacífica y bien ordenada, que se termina por envidiarla. (Taine)