[L’escanya-pobres]. Novela del escritor catalán Narcís Oller (1856- 1930), publicada en 1884. Es la historia de Oleguer, un usurero que, privándose de todo, va acumulando onzas y doblones. Pero la vida en el pueblo, Pratbell, se le hace insoportable porque todos le desprecian.
Aconsejado por su único amigo, el notario don Magí Xirinac, vende él almacén que regentaba y se retira a La Coma, masía que adquirió como prenda de uno de sus préstamos abusivos. Allí se gana la confianza de Pere, el colono, pero más tarde aparece la avaricia, su pasión dominante, y se pelea y es agredido por el colono y sus jornaleros. Huye a casa del notario y le convence para que él, su esposa Tuies y el propio Oleguer vayan a vivir a un destartalado castillo que el notario ha adquirido como garantía de un préstamo. Allí Oleguer se pasa las noches buscando escondrijos para sus bolsas de oro. Pero don Magí y doña Tuies disputan con frecuencia porque a ella le disgusta la vida en el maldito castillo. Al fin muere don Magí, amargado por las duras y frecuentes recriminaciones de su esposa. Al cabo de unos meses, Oleguer convence a Tuies para que se case con él. Y ambos juntan su oro y se pasan las noches contando y acariciando sus onzas.
Pero cada cual esconde al otro una parte de sus riquezas propias. Un día Oleguer desaparece y a Tuies le llega una nota firmada por él donde le pide, por todos los santos, que deje en un sitio determinado mil duros para su rescate, de lo contrario sufrirá una muerte horrible. Tuies no hace caso, recordando que prometió a su marido que en caso de ser raptado jamás daría oídos a sus súplicas, aunque viniesen avaladas por su propia firma y piensa ella interiormente que si muere su esposo poseerá más riquezas. Al cabo de unos meses aparece Oleguer colgado en el túnel de una mina abandonada. La obra es el «estudi d’una passió», como dice bien el subtítulo. Oller crea con naturalidad un clima opresivo de avaricia, vicio del que dice es «como una aberración bestial que no cabe en razón humana».
Hay escenas que revelan el don de observación que caracterizó al novelista, y su poder de evocación: la paternal ternura hacia el dinero, cuya sola visión ya sacia como si fuera un manjar, el momento en que Tuies se defiende a mordiscos de Oleguer que pretende contar el dinero de aquélla. La novela es una breve obra maestra escrita con un lenguaje rico y muy apropiado al ambiente.
A. Manent