[Le lutrin vivant]. Breve poema de Jean Baptiste Louis Gresset (1709-1777), publicado en 1734. Después de la dedicatoria a su amigo Segonzac y una protesta contra los censores pedantes, que, insensibles a la gracia de la broma, se escandalizaron de ella, el poeta nos relata una grotesca historieta, que transcurre en una vieja villa, donde el clero vive estrechamente y la miseria impera incluso en la casa del canónigo. La vieja ama de éste se da cuenta de que un joven cantor, un hijo de nadie, lleva los calzones escandalosamente raídos. No sabiendo qué hacer para substituirlos, tiene la idea de arrancar y coser luego juntos unos folios de un viejo antifonario de pergamino que sólo se pone en el atril los días de gran solemnidad. Pero, por desgracia, elige precisamente la parte donde está la misa del santo patrono, y el día de la fiesta el maestro cantor, después de largas búsquedas, descubre sus versículos en la zona de los pantalones a cuya defensa los ha dedicado la caridad de la anciana. El tiempo apremia; se opina que el muchacho, izado en el lugar debido, «con la fachada inmóvil», haga a la vez de atril y de libro. Las cosas van estupendamente hasta el Evangelio; en este momento una avispa entra amenazadoramente en los calzones y el atril viviente huye como alma que lleva el diablo. El poema, que siguió de cerca al afortunadísimo Ver-Vert (v.), es muy inferior a éste; menos fresco y espontáneo, aunque tiene en común con él la gracia, la sonrisa y la delicadeza de tacto al tratar asuntos escabrosos.
E. Ceva Valla